Ressano Garcia, 7 de noviembre de 2022Félix Nandza es padre de seis hijos y ha estado trabajando en las minas de Sudáfrica durante los últimos 25 años mientras su familia permanece en Maputo, Mozambique.

Tras el nacimiento de su primer hijo en 1997, Nandza asistió a una capacitación de tres meses en Sudáfrica. Posteriormente, sintiendo que tal vez era una buena oportunidad para poder mantener a su familia, tomó la difícil decisión de irse y comenzó a trabajar en reparaciones, concretamente en el mantenimiento de bombas de compresión de agua usadas en las minas de oro.

“Mi pasión y mi deseo de brindarle a mi familia una vida segura y decente eran muy claros. Y por ese motivo me fui a trabajar en las minas en Sudáfrica, donde sigo trabajando a día de hoy”, explica Nandza.

Nandza tuvo la buena fortuna de haberse capacitado en una especialidad que le dejó suficiente dinero como para cubrir las necesidades de su familia todos estos años. Su especial orgullo es su hijo mayor, que ahora trabaja como doctor en Cabo Delgado.

"Vivir lejos de mi familia es difícil. Me he perdido momentos muy valiosos de las vidas adultas de mis hijos. También me perdí algunos cumpleaños y otros días importantes”, relata Nandza. “Lo único que puedo decir es que me siento muy orgulloso de mi esposa, de mí mismo y de mis hijos porque he podido garantizarles una vida digna. Ahora están en el camino correcto. El camino que todo padre desea para sus hijos”.

Cuando viajan a Sudáfrica para trabajar, los trabajadores migrantes son asistidos por el equipo de salud médica de la OIM a través de evaluaciones médicas especializadas. Foto: OIM/Moayad Zaghdani y Gerson Fanequico.

Además del peso de la ausencia de la vida familiar, Nandza está expuesto a otros peligros para la salud relacionados con la actividad minera – silicosis que surge por pasar muchas horas expuesto al polvo de sílice producido en la minería del oro, altos niveles de VIH, y un alto riesgo de contraer tuberculosis (TB por su sigla en inglés) y otras enfermedades respiratorias. Las provincias del sur de Mozambique en la frontera con Sudáfrica registran algunos de los porcentajes más elevados de VIH y tuberculosis.

En los últimos dos años, más de 20.000 trabajadores migrantes se han beneficiado con los servicios ofrecidos por los centros de salud ocupacional. Foto: OIM/Moayad Zaghdani

Los servicios de salud en Sudáfrica y Mozambique a menudo no logran llegar hasta los mineros antes de que enfermen de tuberculosis, VIH u otras enfermedades respiratorias, lo cual los lleva a niveles de mortalidad y morbilidad prevenibles y que tienen su origen en enfermedades ocupacionales o mermando aún más el ya limitado acceso a los esquemas de compensación. 

"Cuando uno tiene tuberculosis o alguna otra enfermedad, se corre el riesgo de que te digan que ya no puedes trabajar y que debes quedarte en casa. Contar con esta clínica ayuda a quienes están afectados por tuberculosis, silicosis y otras enfermedades, porque cuando la detección es temprana, el tratamiento suele ser mucho más eficaz. Muchos han fallecido sin siquiera saber que estaban enfermos”, señala Nandza.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) apoya al Gobierno de Mozambique para que pueda coordinar tres centros de salud ocupacional en Ressano Garcia, Xai Xai y Mandlakazi. Los centros brindan servicios de detección temprana y diagnósticos especializados de enfermedades respiratorias ocupacionales para proteger mejor la salud de los migrantes y brindar información a los legisladores sobre las estrategias para la prevención de enfermedades en este grupo vulnerable.

Desde octubre de 2020, fecha en que el proyecto comenzó, se realizaron más de 21.000 controles de salud ocupacional y más de 2.700 personas que registraron resultados anormales fueron derivadas para acceder a asistencia médica y seguimiento. Habiendo establecido un sistema de derivación directa transfronteriza para compensación en abril de 2022 con el Gobierno de Sudáfrica, la OIM ha brindado apoyo a 59 mineros por medio de la presentación de reclamaciones de compensación a la Oficina de Enfermedades Ocupacionales de Sudáfrica.

Los centros de salud ocupacional en Ressano Garcia, Xai Xai, y Mandlakazi son financiados por el Ministerio de Salud de Mozambique y por el Banco Mundial.

Esta historia fue escrita por Moayad Zaghdani con el apoyo de Gerson Fanequiço, ambos integrantes del equipo de Comunicación de la OIM en Mozambique.

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