En 2016 Clement Onokhua tenía 24 años y era estudiante de tiempo parcial en la Universidad de Abuja, Nigeria, donde estudiaba orientación y asesoramiento. Clement representaba al joven nigeriano promedio con el espíritu de “yo puedo hacerlo” – joven, ambicioso y autosuficiente. Además de estudiar, trabajaba como técnico de reparación de teléfonos en su negocio en Gwagwalada, Abuja. Se iba a graduar en 2017, pero su sueño se vio interrumpido por su gran deseo de pisar suelo europeo.  

“La primera razón por la que yo quería viajar era que la mayor parte de los graduados de Gwagwalada no habían logrado conseguir empleos propios de la clase media sino que por el contrario participaban en carreras comerciales de motocicletas comúnmente conocidas con el nombre de okada. Yo era técnico de telefonía que reparaba teléfonos móviles y vendía repuestos. Incluso tenía muchos clientes que frecuentaban mi negocio que no podían pagar las facturas y pedían dinero. Esto fue como un detonante para mí y me llevó a pensar que verdaderamente la educación no era importante. Uno se gradúa y no tiene empleo y termina como todos ellos, sin futuro”, dijo Clement. 

“La segunda razón fue que yo tenía un primo en Europa. Él siempre me había dicho que tenía que aprovechar cualquier oportunidad que se me presentara para viajar y que cuando llegara a Europa, me haría rico en seis meses. Dijo que a él le había llevado tres semanas ir de Nigeria a Europa”. 

Motivado por los relatos de su primo y por el sueño de una mejor vida en Europa, decidió dar el siguiente paso. Contactó al boga(traficante) al cual lo había derivado su primo, quien le pidió la suma de NGN 500.000 (poco más de 1.200 dólares) como precio a pagar por el viaje. Para poder reunir esa suma de dinero Clement abandonó la universidad, vendió su negocio, pidió prestado algo de dinero y pagó lo que le pedían. Así es como su viaje comenzó. Lo trágico fue que ese viaje fue muy distinto a lo que le habían dicho.  

Lo que iba a ser un viaje de tres semanas se convirtió en una pesadilla que duró tres años. 

“Pude ver cómo la gente moría de sed delante de mis ojos. Éramos humillados, torturados, y golpeados. Fuí reducido a esclavitud y forzado a trabajar duramente en las granjas. Tuve que pagar para que me liberaran. Mientras intentaba cruzar el Mar Mediterráneo rumbo a Europa, fue arrestado por la Guardia Costera de Libia antes de que la OIM (la Organización Internacional para las Migraciones) nos asistiera para que pudiésemos retornar a nuestro hogar”.  

La desilusión de Clement se convirtió en una bendición disfrazada. Cuando retornó a Nigeria en 2018, conoció a un famoso productor de Nollywood, Lancelot Imasuen, que se encontraba en el aeropuerto filmando historias de migrantes retornados para un documental. Lancelot inmediatamente quedó deslumbrado por la pasión que Clement sentía por las cámaras y la realización cinematográfica y le ofreció una beca en su escuela, la Academia de Cine de Benín. Este encuentro tan inusual marcó el inicio del viaje de Clement como cineasta y realizador cinematográfico.  

“Al día siguiente alguien de la Academia se comunicó conmigo. Me dieron la bienvenida como si yo fuera un integrante de la familia. Estudié cinematografía durante seis meses y luego hicimos nuestra primera película de estudiantes y comenzamos a trabajar con Lancelot”. 

Inmediatamente después Clement produjo su primer corto titulado “Abuso”, una película que fue lanzada en enero de 2021 y que arroja luz sobre la violencia de género en Nigeria. La producción, online en el canal* de YouTube de Clement, fue producida en colaboración con un colectivo de retornados que han desarrollado sus habilidades creativas en música, teatro y cinematografía.  Entre las diferentes iniciativas, también entrevistan a potenciales migrantes acerca de lo que puede hacerse para reducir los riesgos asociados con la migración irregular y la trata de personas. 

Clement actúa durante una representación teatral comunitaria, ‘La danza de un migrante’ en un mercado de la Ciudad de Benín. Foto: OIM 2021/Elijah Elaigwu

Si bien la vida de un joven cineasta tiene sus propios desafíos, incluyendo las limitaciones financieras, los comentarios y observaciones positivas que recibió tras el lanzamiento de su película le dieron el coraje necesario para poder continuar.  

“La película ‘Abuso’ le ha abierto las puertas a otras pequeñas productoras y le ha brindado más oportunidades a los cortos y a los documentales. He recibido comentario muy buenos”, explicó Clement.  

Clement es movido por la pasión. No es solamente el hecho de que cambió su carrera, pasando de ser técnico de telefonía a realizador cinematográfico, sino que también, ha aportado su experiencia migratoria y su creatividad para convertirse en voluntario de la campaña Migrantes como Mensajeros (MaM) en la Ciudad de Benín, Nigeria. 

“He aprendido mucho como voluntario de Migrantes como Mensajeros. Mi inspiración surgió de mi corto, ‘Abuso’, durante una de nuestras actividades de sensibilización en la Ciudad de Benín cuando una muchacha compartió su historia conmigo. Me dijo cómo su tía le había prometido el paraíso en la tierra y cómo luego se encontró con una realidad totalmente distinta en la ciudad en donde fue maltratada por su tía y sufrió abuso sexual. He podido enseñarles cosas a las personas. También me ha ayudado a incorporar más capacidades como por ejemplo las relacionadas con el desarrollo de las relaciones interpersonales y el liderazgo de equipos”.  

Su foco de mayor relevancia en la producción cinematográfica lo pone en la migración irregular, la trata de personas y el abuso infantil en Nigeria. En el futuro cercano, este realizador cinematográfico en ciernes planea producir películas sobre migración que sean conocidas internacionalmente de modo tal de poder cambiar la narrativa en torno a los migrantes retornados y compartir sus experiencias.  

“En los próximos 10 años, me veo produciendo películas internacionales sobre migración y cuando la gente empiece a preguntar quién las produjo, diré que soy un migrante retornado y a la vez un voluntario de Migrantes como Mensajeros. Deseo compartir historias reales, cambiar la mentalidad de la gente y recordarles a las personas que deben intentar dar los pasos correctos. Quiero recibir testimonios de personas cuyas vidas he logrado tocar y capacitarlas para que usen las películas como un medio de compartir información sobre la migración segura”.  

Su mensaje para personas jóvenes creativas que trabajan como él es simple y adecuado: “Hagan el mayor esfuerzo posible para usar su creatividad de manera tal de llegar al corazón de las personas”.  

Escrito por Adaora Okoli, OIM Nigeria, Correo electrónico:  aokoli@iom.int 

*El corto de Clement, ‘Abuso’, se encuentra en su canal de  YouTube, en este enlace:   www.youtube.com/watch?v=bVltIZ82I-E 


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