Nasra sufrió los efectos de la distancia, la presión, el racismo y la injusticia allí donde pensó que estaría segura. En su travesía migratoria, fue víctima de trata. Foto: OIM/Sibylle Desjardins

Conakry – Como adolescente, el sueño de Mariam Conté de asistir a la escuela en Francia la hizo tomar  un camino hacia el infierno.

“Yo quería ir a Francia para seguir con mi educación pero no pude asegurarme los recursos y el apoyo necesarios”, dice. “No pude hacer el viaje a través de canales regulares de modo que mis amigos me propusieron viajar por Libia. Vendimos el vehículo de un tío para pagar 1.000.000 de XOF equivalentes a 1.500 euros a un traficante de Burkina”.

La vida en ese momento tuvo un giro nefasto. Mariam viajó a través de Argelia y Libia, en donde fue secuestrada en condiciones muy duras y humillantes. Fue tratada, principalmente para prostitución y esclavitud sexual.

“Le pregunté a la mujer que debía hacer para liberarme de ese infierno. Me dijo que llamara a mis padres para que pagaran una recompensa. Mientras hablaba por teléfono con mi madre, me golpeaban con un látigo con púas. Al día siguiente mis padres les enviaron 600.000 XOF a mis secuestradores”, dice.

Mariam, de 22 años, obtuvo recientemente un diploma en derecho y dice que ha podido construir un futuro en Guinea tras haber retornado en 2017 gracias a la asistencia de reintegración recibida a través de la Iniciativa Conjunta UE-OIM para la Protección y Reintegración de Migrantes, financiada por el Fondo Fiduciario de Emergencia de la Unión Europea para África.

Su situación ahora es muy distinta en comparación con la pesadilla que comenzó en 2016. Tras haber sido liberada por sus secuestradores, siguió su viaje esperando llegar a Europa a través de Libia. Pero no sabía que estaba embarazada.

 “Una mujer de Libia que conocí me contó y me aconsejó que esperara a dar a luz antes de proseguir con mi viaje”, dice Mariam. “Cuatro meses más tarde, en una estampida, sufrí un impacto que precipitó el nacimiento de mi hijo. Me dijeron que falleció en el parto, pero no sé si es verdad o no”, dice.

Agotada física y psicológicamente, y con poco dinero, Mariam se contactó con su cuñado en Guinea que la ayudó a financiar su retorno. Pero un chofer de automóvil la abandonó en el desierto; Mariam perdió la conciencia pero fue trasladada a un hospital en Libia, gracias a la ayuda de una patrulla del Ejército Francés.

En el hospital conoció al Embajador de Guinea quien le contó acerca del programa de retorno voluntario asistido de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

De regreso en Guinea, Mariam debió enfrentar la estigmatización cotidiana y el rechazo en el seno de su comunidad, incluyendo a su familia que consideraba su retorno como un verdadero “fracaso”.

Durante dos años, Khadijetou, víctima de trata, fue explotado, torturado, privado de su salario y de su familia. Su rostro y su cuerpo muestran huellas del abuso cotidiano. Foto: OIM/Sibylle Desjardins

“Cuando regresé, estaba con temor permanente y aislada por la manera en que mis amigos y familiares se comportaban conmigo, usando apelativos tales como ‘sobra de los árabes, vagabunda, desvergonzada”, dice Mariam.

Para poder enfrentar este calvario Mariam recibió apoyo psicológico de la OIM. Recuerda todavía las numerosas sesiones a las que debió concurrir.

“Tuve varias sesiones con expertos de la OIM que me escucharon, me ayudaron a recuperar la confianza, y pude liberarme de este sentido de fracaso que me estaba matando muy lentamente. Fue el apoyo psicosocial el que me ayudó a recomenzar, a creer en mí misma, a vencer mis temores y compartir mi experiencia con otras personas”, señala Mariam.

Mariam tiene aún las cicatrices de su viaje pero no se calla acerca de la cuestión de la migración irregular. Como voluntaria en la campaña Migrantes como Mensajeros (MaM) ayuda a crear conciencia entre los ciudadanos de Guinea en torno a los riesgos de la migración irregular.

“En el marco de la campaña MaM, he recorrido unos 137 vecindarios en Conakry para diseminar mensajes informativos. Participo en programas de TV y radio a fin de poder compartir mi experiencia. También produzco videos y los publico en las redes sociales. He podido recuperar el respeto y la confianza de mis seres queridos a través de todas estas actividades”, señala.

Decidió seguir con sus estudios de derecho como parte de la reintegración. “Elegí retomar mi educación universitaria en calidad de proyecto de reintegración. De tal manera la OIM pagó mi matriculación y también me entregaron una laptop para apoyar mi aprendizaje y las actividades de investigación”, relata.

Actualmente Mariam sueña con unirse a la OIM para poder seguir asistiendo a sobrevivientes del delito de trata de personas.

“Luego de haberme graduado, fui a ver a la Jefa de Misión de la OIM que me había brindado un gran apoyo desde mi retorno. Le dije que yo quería hacer una pasantía en la OIM en la Unidad de Protección que brinda asistencia a las personas en situaciones de vulnerabilidad. Ella me alentó para que me postulara, y lo hice inmediatamente. Si hoy estoy donde estoy es gracias al apoyo psicosocial que me brindaron, así que yo lo quiero compartir con otras personas, deseo escucharlas”, declaró.

Desde 2017, más de 15.000 nacionales de Guinea han accedido a apoyo por medio de las actividades de retorno voluntario asistido y reintegración, en el marco de la Iniciativa Conjunta UE-OIM para la Protección y Reintegración de Migrantes.

Este artículo fue escrito por la Oficina de País de la OIM en Guinea y editado por la Oficina Regional de la OIM en Dakar.

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