Uruguay, 8 de agosto de 2022 – Yoselin y Yenny llegaron desde Venezuela a Uruguay en 2018 con la esperanza de instalar un negocio propio.

La situación política, socioeconómica y de derechos humanos cada vez peor en la República Bolivariana de Venezuela fue testigo de cómo muchas personas, incluidas ellas dos, se iban del país rumbo a otras regiones de América Latina y el Caribe.

“Nos fuimos de Venezuela con rumbo desconocido con mucho temor e incertidumbre; pero teníamos la esperanza y fe de que todo iba a salir bien”.

En los últimos cinco años la región ha enfrentado el mayor flujo de refugiados y migrantes de su historia. Más de 6 millones de venezolanos se han ido de su país de origen y se estima que aproximadamente un 84% se encuentra viviendo solamente en América Latina y en la región del Caribe.

Desde 2017, Uruguay, país al que Yoselin y Yenny emigraron, ha experimentado un paulatino aumento en la cifra de refugiados y migrantes venezolanos. El país y sus vecinos de América del Sur han estado brindando apoyo a una política de puertas abiertas para la recepción y permanencia de refugiados y migrantes de Venezuela.

Al momento del pico de la pandemia de COVID-19 sus implicancias económicas fueron tan pronunciadas como en otros países, habiéndose registrados altos casos de desempleo. Esto ha tenido un efecto adverso, sobre todo sobre las poblaciones vulnerables que incluyen a migrantes – y sobre todo, sobre mujeres y jóvenes, al exponerlas al riesgo de ser explotadas.

La necesidad cada vez mayor de contar con oportunidades para la generación de un ingreso para los migrantes llevó a que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) generara un proyecto de medios de subsistencia en Uruguay que procurara la promoción de la inclusión social y laboral y que a la vez paliara sus necesidades cotidianas.

Este proyecto apuntó a las mujeres migrantes que, en Uruguay, reciben salarios más bajos, padecen una mayor tasa de desempleo, trabajan en sectores de baja productividad y representan el mayor porcentaje de mano de obra en el sector informal.

Yoselin y Yenny y el stand de Andina Alimentos en una feria en Uruguay. Foto: OIM 2021

Yoselin y Yenny aprovecharon esta situación y se dieron cuenta de que la fabricación de pasta de ajo podía ser una buena oportunidad comercial, habiendo aprendido la técnica de fabricación de ese producto en su lugar de origen y viendo que donde vivían ahora no había otros emprendimientos similares. Accedieron a asistencia en efectivo de parte de la OIM para crear el negocio al cual llamaron Andina Alimentos.

Como parte del proyecto, el apoyo a los beneficiarios incluyó el desarrollo de un plan de capacitación, asesoramiento técnico y asistencia en efectivo. A través de todas estas herramientas, Yoselin y Yenny mejoraron su negocio y su marca. También realizaron procedimientos de registro, obtuvieron un código de barras y compraron materias primas para el negocio, incluyendo ajo, aceite de oliva, especias secas, una máquina procesadora y material para envasado.

La creación de un negocio fue el primer paso; trabajaron en la marca para que el negocio se hiciera conocido en el ámbito de los almacenes naturales, para conseguir clientes en el interior del país y presentar su producto en ferias y mercados.

Su pasión y roles complementarios han ayudado para que el negocio prospere y para que ambas aprendan muchas cosas, en un viaje que ha sido divertido y que les ha dado satisfacciones.

Andina Alimentos ha recibido comentarios muy positivos de los venezolanos que viven en Uruguay pero también los uruguayos, cada vez más, están comprando su pasta de ajo. Yoselin y Yenny dicen: “¡Somos mujeres andinas que estamos construyendo un SUEÑO y que apostamos a Uruguay, país que ahora sentimos como propio!”.

Yoselin y Yenny son parte de las 230 personas que han sido apoyadas mediante asistencia en efectivo para poder establecer o fortalecer sus emprendimientos y generar oportunidades para el mejoramiento de la calidad de vida de los migrantes además de la promoción de la autonomía y la inclusión económica. El proyecto fue implementado con organizaciones de la sociedad civil y autoridades para la identificación de los emprendedores y el desarrollo de la capacitación.

En 2021, la OIM brindó apoyo a unos 1,9 millones de beneficiarios de la asistencia por medio de intervenciones basadas en efectivo en 119 países. Puede accederse a más información en relación a las Intervenciones de la OIM basadas en efectivo en el Informe Anual CBI de la OIM y Estudios de Caso 2021

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