A través de su arte, Halima encuentra tranquilidad y fortaleza, probando que el arte trasciende cualquier frontera. Foto: OIM/Mónica Chiriac

Costa Occidental, Yemen – Habiendo crecido en Yemen, Halima y su hermana Hadija aprendieron a tejer desde temprana edad. Su madre les enseñó a hacerlo con la esperanza de que fuera una actividad divertida que les permitiera matar el tiempo y las ayudara a ajustarse a la vida lejos de su hogar en Eritrea.  Siendo una niña introvertida con una imaginación muy vívida, en muy poco tiempo empezó a adorar el arte de tejer.

Hadija no puede recordar ningún momento en que su hermana Halima hubiera hablado. “Ha sido sorda y no ha podido hablar desde que lo recuerdo”, dice. Con el transcurso de los años, su vínculo se ha fortalecido, en parte debido al suplicio que implicó tener que desplazarse y en parte por el sentido de responsabilidad de Hadija en relación a cuidar a su hermana menor.

La comunicación entre ellas se ha vuelto intuitiva, a menudo basada en tan solo un par de palabras, a punto tal que ahora Hadija cree que ella puede adivinar lo que su hermana está pensando. “Es verdad que no puede hablar, pero su mente es brillante”, explica Hadija. La discapacidad auditiva de Halima la ha motivado a trabajar más duro, usando sus habilidosas manos para crear canastas, sombreros, bandejas y otros artículos.

Cada participante agrega su toque especial al proyecto de tejido, uniendo las tradiciones que han traído de sus lugares de origen con sus nuevas vidas en Yemen. Foto: OIM/Mónica Chiriac

Halima tenía mucha destreza para tejer, pero mejoró aún más sus habilidades gracias a un programa de capacitación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) a través de su Proyecto de Inclusión de Mujeres y Discapacidad. El proceso de selección se llevó a cabo por medio de discusiones de grupos focales y apoyo de las movilizadoras comunitarias, con orientación de la unidad de gestión y coordinación de campamentos.

El desplazamiento en Yemen no solamente trae aparejado la pérdida de hogares y bienes sino que también interrumpe la participación de las mujeres en actividades económicas y el acceso a medios de subsistencia tradicionales. Reconociendo este problema, la OIM capacitó a 25 mujeres de la comunidad de acogida y a poblaciones desplazadas internamente para que pudieran liderar varios cursos vocacionales.

En la actualidad Halima se desempeña como capacitadora y comparte su arte con otras mujeres, incluyendo a las aspirantes a capacitadoras. A la fecha ha liderado varias sesiones de capacitación y ha capacitado exitosamente a más de 50 mujeres en el arte del tejido.

Cuando las clases empiezan lo que ella normalmente hace es reunir a sus alumnas para mostrarles diversas técnicas. Pero también brinda orientación individual para asegurarse de que han captado los conceptos enseñados. Halima está muy impresionada por la velocidad con la que las mujeres aprenden a tejer. “La paciencia es la clave”, dice con mucho énfasis.

Las risas y el aprendizaje se combinan mientras las participantes tejen juntas durante las sesiones de capacitación. Foto: OIM/Mónica Chiriac

Diez años atrás, cuando el esposo de Halima falleció, tuvo que aprender a navegar por la vida sola, pero su hermana siempre estuvo a su lado. Las dos siguen compartiendo comidas y tejen juntas, son inseparables después de tantos años. Los productos tejidos por Halima han aumentado sus ingresos de forma significativa, permitiéndole mantenerse a sí misma. El incentivo que ha recibido como capacitadora ha fortalecido aún más su independencia. Sin ese incentivo ella tendría que depender completamente de su hermana.

Si bien la vida dista mucho de ser ideal, Halima siente que ha encontrado un nuevo sentido de pertenencia en Yemen. En el sitio ella es reconocida como una de las mejores tejedoras y la requieren con mucha anticipación cuando la gente necesita de sus servicios porque habrá celebraciones y se la necesita para preparar artículos esenciales para bodas. Ella se enorgullece de darles alegría a otras personas y de ser parte de sus celebraciones. “Siento que me necesitan”, explica Halima.

Además de tejer las mujeres también realizan complejas creaciones con abalorios, agregando color y encanto a su comunidad. Foto: OIM/Mónica Chiriac

Al igual que Halima, Zainab también ha tenido que luchar con su discapacidad la mayor parte de su vida en medio de su situación de desplazamiento. Inmediatamente después de haberse casado esta mujer de 30 años comenzó a sentir dolor en las articulaciones que la fue debilitando y que eventualmente la dejó postrada en la cama.  Tras varias visitas al médico, le diagnosticaron reumatismo severo. A pesar de numerosos intentos de tratamiento, Zainab se encontró con que dependía cada vez más de la silla de ruedas y eso tuvo impacto tanto sobre su independencia como sobre su bienestar mental.

Zainab escapó de Al Hodeidah en Yemen junto a sus hermanos, padres y esposo debido al conflicto en curso que desplazó aproximadamente a 4,5 millones de personas, muchas de las cuales han debido enfrentar más de un desplazamiento durante varios años. Inmediatamente después de haberse establecido en el sitio de desplazamiento de Abuzaher, en la costa occidental de Yemen, su esposo que había estado casado con ella por 12 años, tomó la decisión de divorciarse.

Gracias a cursos vocacionales coordinados por la OIM, Zainab se ha convertido en una fuente de inspiración para otras mujeres, liderando talleres de arte con henna destinados a ellas. Foto: OIM/Mónica Chiriac

“Me dijo que él ya no podía manejar la cuestión de mi discapacidad”, dice. En medio de los desafíos de la vida cotidiana, Zainab debe enfrentar también momentos de profunda soledad. “La verdadera discapacidad la tengo en el fondo de mi corazón”, dice.

Desde la infancia a Zainab le ha dado alegría fabricar pequeños artículos que iluminan sus días. No sorprende que se haya sentido encantada al descubrir los cursos vocacionales dictados por la OIM, de arte con henna, tejido, costura y elaboración de fragancias. Con el tiempo Zainab realmente se destacó en todas esas actividades y ahora ella dicta sus propias clases de arte con henna. “Me encanta ser capacitadora porque puedo participar activamente en el mejoramiento de las vidas de otras mujeres”, explica.

Como no tiene hijos, seguir con su pasión es esencial para Zainab. Actualmente está recibiendo tratamiento para su condición médica que ya está dando resultados positivos. Zainab está muy agradecida porque ahora tiene mayor movilidad en las manos y esto le permite seguir practicando el arte con henna. Mientras fantasea mucho con un futuro en el cual todo sea más sencillo, sigue estando muy focalizada en sus aspiraciones: “Espero convertirme en docente algún día”, dice.

Zainab encuentra en las intricadas líneas del arte con henna mucha belleza, sanación y el poder para inspirar a otras personas. Foto: OIM/Mónica Chiriac

Los Proyectos para el Empoderamiento de las Mujeres son financiados por Asistencia Humanitaria de la UE, por la Oficina de Asistencia Humanitaria (BHA) de USAID, y por el Fondo Central de Respuesta a Emergencias (CERF) de Naciones Unidas, en el marco de las actividades de coordinación y gestión de campamentos (CCCM) de la OIM en Yemen.

Esta historia fue escrita por Mónica Chiriac, Oficial de Prensa de la OIM Yemen

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