Kyiv, Ucrania – Gratitud. Esperanza. Dedicación. Estas fueron las palabras elegidas por Oleksandr, Maksym y Anna – tres trabajadores humanitarios de la OIM Ucrania cuando se les preguntó: “Si tuvieran que describir el trabajo que realizan con una palabra solamente… ¿cuál elegirían?”. En Ucrania, país asolado por la guerra, estas palabras engloban sus luchas y logros cotidianos mientras se esfuerzan para brindar alivio a quienes quedan atrapados en el fuego cruzado, al tiempo que el tercer año de la guerra a gran escala y la intensidad del conflicto de diez años en Ucrania Oriental, continúan.
Los ataques sobre edificios residenciales y la infraestructura civil que ocurren a diario provocan destrucción masiva y millones de personas procuran refugio. Desde marzo de 2024, más de 100 ataques a la infraestructura energética de Ucrania han interrumpido el suministro de electricidad en todas las regiones, llevando a cortes extensos que afectaron a millones de personas y que han empeorado la situación humanitaria en el país. Mientras el conflicto continúa, el rol de los trabajadores humanitarios se está volviendo más crucial que nunca.
Oleksandr: Un viaje de gratitud
“La mejor parte de mi trabajo es la capacidad de mejorar directamente la vida de otras personas. Te empodera muchísimo saber que tu trabajo tiene un impacto y que realmente puedes marcar una diferencia en sus vidas”, dice Oleksandr Andrieiev, Asistente de Operaciones en Terreno en la OIM Ucrania. El trabajo de Oleksandr incluye asistir en la distribución de asistencia humanitaria para las personas desplazadas en la región de Odesa. Esto incluye a su vez el planeamiento y la logística necesarios para garantizar que los insumos esenciales como ropa, ropa de cama, elementos para paliar el frío de la temporada invernal, y otros artículos básicos lleguen a quienes más los necesitan, de manera eficiente y efectiva.
Mucho más allá de los aspectos logísticos, Oleksandr pasa gran parte de su tiempo en terreno, interactuando directamente con las comunidades afectadas y escuchando sus historias. Esto lo ayuda a comprender mejor sus necesidades inmediatas y a largo plazo, asegurándose de que la asistencia brindada sea relevante y provoque un impacto, y que las personas desplazadas en la región de Odesa reciban el apoyo que necesitan para poder reconstruir sus vidas.
Oleksandr Andrieiev es nativo de Odesa, ha cursado estudios de trabajo social y ha trabajado con la OIM por más de un año. Antes de unirse a la Organización se desempeñó como voluntario en otras organizaciones no gubernamentales en Odesa luego de que la invasión a gran escala de Rusia sobre Ucrania comenzara.
Cuando se le pregunta acerca de su motivación para desempeñarse como trabajador humanitario, la respuesta de Oleksandr se centra en la compasión. “En tiempo de guerra y de sufrimiento, es absolutamente natural querer sentirse útil y ser valorado por tu comunidad”, dice. El saldo emocional de su trabajo es mitigado por las visitas al terreno y la interacción con quienes reciben la asistencia de la OIM, lo cual siempre le recuerda a Oleksandr el gran impacto de su trabajo.
Oleksandr resume su experiencia en el ámbito humanitario con una palabra: gratitud. Ver cómo las personas ayudan a los demás, a pesar de sus propios sufrimientos, inspira a Oleksandr a seguir haciendo su trabajo.
Odesa y otras regiones meridionales de Ucrania siguen padeciendo numerosos ataques sobre edificios residenciales e infraestructura civil. El reciente aumento en los ataques al sector ucraniano de la energía ha hecho que servicios esenciales como los de cuidados de la salud y educación se hayan tenido que interrumpir. Los daños a puertos y a redes de transporte en la región de Odesa también han obstaculizado las actividades de logística, planteando desafíos a los esfuerzos para brindar asistencia a los más afectados.
Maksym: impulsado por la esperanza
Para Maksym Sydorov, Oficial de Programa Nacional y Encargado del Centro de la OIM en Kharkiv, Ucrania Oriental, la palabra que mejor describe lo que él hace es “esperanza”. Es originario de Svitlodarsk, región de Donetsk, y ha sido testigo de primera mano del caos provocado por la guerra. Maksym perdió su hogar y su negocio a causa de la guerra y a esa pérdida la convirtió en motivación personal para ayudar a otros que estaban en una situación similar.
En 2014, cuando la situación de seguridad en Ucrania Oriental empeoró, la casa de Maksym en la región de Donetsk fue dañada por los bombardeos. En ese momento su familia recibió ayuda de organizaciones humanitarias consistente en kits para albergues de emergencia a ser usados en la reparación de su hogar. Ahora, algunos años después, supervisa un apoyo y asistencia similares para quienes los necesitan en la región de Kharkiv.
A pesar de la proximidad entre la región de Kharkiv y la primera línea de combate y los peligros asociados, Maksym encuentra esperanza en las personas proactivas y dedicadas de su equipo, que trabajan incansablemente para brindar apoyo a las personas afectadas. “Nunca imaginé que el equipo con el cual yo trabajo se iba a convertir en mi segunda familia”.
“Espero que Ucrania pueda recuperarse de las consecuencias de la guerra y que las personas puedan volver a tener una vida normal”, dice.
Anna: El poder de la dedicación
Anna Savenets, Asistente de Operaciones en Terreno de la OIM, que trabaja en Dnipro, dice que trabajar en el ámbito humanitario es "su vocación”. Su rol implica visitar áreas en Ucrania Oriental con necesidades críticas, proveyendo asistencia humanitaria a los más vulnerables y a menudo teniendo que ser testigo de las consecuencias de la destrucción.
Los civiles y la infraestructura civil en las regiones de la primera línea de combate siguen siendo afectados por las hostilidades, las cuales dejan como saldo civiles muertos o heridos y desplazamiento. Un reciente aumento de los ataques han provocado una situación humanitaria aún más compleja.
Cuando se le pregunta qué es lo que le permite seguir a pesar de todos los peligros, Anna responde: “Estoy en el lugar correcto. Estoy donde debo estar. Me doy cuenta de que puedo contribuir, aunque sea un granito de arena, a ayudar a los más vulnerables”.
“Dedicación” es la palabra que ella usa para resumir su experiencia, poniendo de relieve que el enfoque que ella aplica en sus tareas está marcado por la determinación y la prudencia. Su intención de ayudar, de marcar una diferencia y de enfrentar desafíos frontalmente definen su viaje y revelan el impacto significativo que tiene sobre las personas a las cuales presta servicios.
Juntos Oleksandr, Maksym y Anna representan el espíritu de perseverancia y resiliencia en medio del caos en Ucrania. Su gratitud, esperanza y dedicación son un poderoso recordatorio de la capacidad de los seres humanos de soportarlo todo y ayudar a los demás, incluso en los tiempos más oscuros.
Esta historia fue escrita por Anna Tsybko, Oficial Nacional de Comunicaciones en la OIM Ucrania.