Aldea de Sheikhkan, 20 de junio de 2022 – Alguien golpeó la puerta. Se abrió y Abdi, de 64 años, miró desde adentro. Sus ojos brillaron cuando vio a Salar y a Adil en el umbral. “Entren, entren hermanos”, dijo Abdi, guiándolos al interior de su casa con un gran sonrisa en el rostro.

“Salar y Adil me han visitado tantas veces que ya se han convertido en parte de mi familia”, explica.

Los dos integran el Equipo Médico Móvil (MMT por su sigla en inglés) de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Duhok. Se trata de un servicio creado para proveer servicios médicos y de cuidados de la salud a las poblaciones vulnerables en Iraq. Abdi y su familia fueron desplazados en 2014 durante el conflicto del Estado Islámico de Iraq y el Levante (ISIL). La familia ahora vive en Sheikhkan, una aldea remota ubicada en la región occidental del Distrito de Sheikhan, Gobernación de Duhok, en la zona iraquí del Kurdistán.

Salar y Adil han estado en contacto con Abdi diariamente durante casi seis meses. Se conocieron a principios de enero de 2022, cuando el centro médico de Sheikhkan derivó a Abdi al equipo de Salar porque estaba tosiendo sangre y flema además de vomitar todo el tiempo.

Abdi fue trasladado a un centro para el tratamiento de la tuberculosis para realizarle estudios urgentes tan pronto como mostró síntomas de la enfermedad. Foto: OIM/Raber Y. Aziz

“No sabía bien qué era. Me dolía el estómago y había perdido el apetito. Cualquier cosa que comiera la vomitaba de inmediato. En cuestión de semanas pasé de 76 a poco más de 40 kilos”, recuerda Abdi acerca de las primeras semanas antes de su derivación al MMT.

Habiendo visto síntomas similares con anterioridad, Salar – enfermero de profesión y punto focal de tuberculosis (TB) de la OIM Iraq en la Gobernación de Duhok- tuvo una fuerte sospecha acerca de la dolencia que podía estar afectando a Abdi. De inmediato lo trasladó a él y a su esposa al centro de tuberculosis en la ciudad de Duhok para realizarles estudios inmediatamente. La prueba de tuberculosis de Abdi dio positivo.

Iraq tiene una de las tasas más altas de tuberculosis de Medio Oriente y del Norte de África. Desde 2014 la crisis de ISIL y las consiguientes operaciones militares para retomar las zonas bajo su control, deterioraron aún más la capacidad para luchar contra esta enfermedad en el país.

La situación humanitaria en Iraq sigue siendo muy volátil y más de 1 millón de personas siguen estando desplazadas, con cerca de 180.000 personas viviendo aún en campamentos para personas desplazadas internas (IDP).

Hay seis distritos en la Gobernación de Duhok, pero solamente cuatro centros para el tratamiento de la tuberculosis. El Distrito de Sheikhan – que alberga a un gran número de personas desplazadas internas y a miembros de las comunidades vulnerables de acogida – no cuenta en la actualidad con instalaciones adecuadas para el tratamiento de la enfermedad.

La OIM distribuye con regularidad materiales para el control y la protección de las infecciones a fin de concientizar acerca de la tuberculosis. Foto: OIM/Raber Y. Aziz

Si bien la tuberculosis es curable, el caso de Abdi era particularmente complicado porque además padecía diabetes y tenía problemas cardíacos.

“Esto puede ser un problema para el paciente con tuberculosis porque a veces la medicación que toma para el tratamiento de esa enfermedad puede interferir con la medicación que está tomando para la diabetes o el corazón. Los pacientes deben someterse a un tratamiento muy riguroso que no puede interrumpirse para que sea efectivo”, explica Salar.

“Otro problema es que si el paciente es diabético, no puede comer determinada clase de alimentos que son muy importantes para él porque su ingesta está relacionada con el tratamiento específico para la tuberculosis y la medicación utilizada”.

Sin embargo, Adbi logró una recuperación destacada en tan solo seis meses. “Cuando lo vi por primera vez, estaba muy débil. Pero ahora ha recuperado peso, está saludable, su dieta está equilibrada y en breve creemos que estará totalmente recuperado”, sigue diciendo Salar.

“Tomar tantos medicamentos distintos no es fácil – pues uno afecta al otro, y cada uno puede provocar una molestia diferente – pero he asumido que es necesario hacerlo y que tengo que atravesar ese obstáculo para poder superar la tuberculosis”, dice Abdi.

La medicación contra la tuberculosis que la OIM le entregó ha mejorado drásticamente la salud de Abdi. Foto: OIM/Raber Y. Aziz

“Ya casi no toso, tampoco tengo flema ni escupo sangre y me siento más fuerte. Puedo comer con normalidad sin temor a vomitar; ahora estoy casi en 70 kilos. Estoy sumamente agradecido por todo el apoyo recibido de parte del MMT de la OIM. Han estado de una manera u otra, siempre a mi lado, cada día, en los últimos seis meses”.

Si bien Abdi se cuenta ahora entre las personas en el país que han logrado recuperarse de la tuberculosis, sigue habiendo mucha más gente que necesita acceder a asistencia vital – incluyendo a las personas desplazadas internas que están viviendo en campamentos y asentamientos informales, quienes experimentan desplazamiento secundario, quienes acaban de retornar, refugiados y miembros de las comunidades de acogida.

“Hay más de 60.000 personas desplazadas internas y más de 60.000 refugiados en los campamentos de Duhok, sin incluir a miembros de las comunidades de acogida que están en nuestra zona, y estamos hablando de una zona de gran superficie. No ha sido complicado poder hacer un control y un seguimiento de los contactos en los campamentos porque generalmente hay campañas de concientización y chequeos masivos para poder detectar los casos sospechosos”, señala Salar.

“Pero también hay muchos lugares en los que simplemente no podemos adentrarnos porque se encuentran en zonas remotas y porque ya tenemos una gran cantidad de casos que tratar en los campamentos y en determinadas comunidades”.

La OIM se encarga de mantener siete MMT en cinco gobernaciones afectadas por la crisis con altas cifras de personas desplazadas internas, retornados y miembros vulnerables de las comunidades de acogida: Ninewa, Duhok, Kirkuk, Salah al-Din y Anbar. Debido a la gran cantidad de casos, el campamento de Khanke en la Gobernación de Duhok se convertido en un verdadero foco de tuberculosis, cuenta Salar.

La OIM coordina siete Equipos Médicos Móviles en cinco gobernaciones afectadas por la crisis con altas cifras de personas desplazadas internas, retornados y miembros de la comunidad de acogida. Foto: OIM/Raber Y. Aziz

El MMT de la OIM en Duhok y en otros lugares brinda asistencia al Programa Nacional de Lucha contra la Tuberculosis (NTP) de Iraq, en lo relacionado con la implementación de programas para frenar la enfermedad, incluyendo la organización de campañas de concientización, el diagnóstico precoz, la toma de muestras de esputo para estudio, el transporte de casos sospechosos para monitoreo, el seguimiento de los contactos, intervenciones relacionadas con la Terapia de Observación Directa (TOD), distribución de alimentos envasados y un seguimiento de los tratamientos de cada paciente.

La OIM también apoya al NTP mediante visitas de supervisión conjunta a todas las clínicas de su incumbencia en todo Iraq, capacitación in situ para el personal de laboratorio, adquisiciones de medicación para tuberculosis e insumos de laboratorio, actualización e impresión de directrices, entrega de Equipo de Protección Personal (EPP) y materiales para el Control y la Protección de Infecciones (CPI), entrega de herramientas para diagnósticos como por ejemplo las máquinas GeneXpert, capacitaciones de fortalecimiento institucional y mucho más.

El trabajo realizado conjuntamente por la OIM y el NTP para frenar la propagación de la tuberculosis ha sido muy fructífero para el tratamiento de miles de pacientes en todo Iraq desde 2017, cuando el Fondo Mundial comenzó a brindar apoyo al programa del Gobierno de Iraq. Pero es necesario hacer mucho más.

Entre otras necesidades pueden mencionarse las de aumentar la cantidad de MMT en todo el país a fin de poder ampliar la cobertura geográfica y de tal modo poder manejar todos los casos de las poblaciones vulnerables que se encuentran en los campamentos, en las comunidades de retornados y en las de acogida, aumentar las unidades para el tratamiento de la tuberculosis y abrir centros de diagnóstico en cada gobernación (actualmente hay 135 unidades para el tratamiento de la tuberculosis funcionando en Iraq), lograr un mayor acceso a los medicamentos, y organizar más campañas masivas de concientización.

La tuberculosis puede curarse. Pasos como los mencionados servirían para poder salvar las vidas de pacientes como Abdi.

“Mi tos ha cesado, ya no hay flema ni sangre y me siento con más fuerza”, dice Adbi. Foto: OIM/Raber Y. Aziz

La respuesta a la tuberculosis de parte de la OIM en Iraq es posible gracias al apoyo del Fondo Mundial.

Historia escrita por Raber Y. Aziz de la OIM Iraq.

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