Sulaymaniyah, 7 noviembre 2022 – Si bien el oficio de Guchin Hamid Maroof no era el de costurera, quiso aprenderlo para poder confeccionar ropa para su familia. Su hija Mhabad Shareef evoca recuerdos de infancia en los que ve a su madre trabajar con la máquina de coser. Mhabad observaba maravillada esa herramienta de trabajo y cómo los dedos de su madre se movían rápidamente a lo largo y a lo ancho de la suave tela, pero a la vez, se sentía intimidada. Después de un tiempo se atrevió a preguntarle a su madre si era posible intentarlo. “Rápidamente entendí que no había nada malo en intentarlo y equivocarse en el intento”, reflexiona.

El marido de Guchin también se dio cuenta de cuánto dependía su familia de esa herramienta de trabajo y del amor de su esposa e hija por el arte de la costura. Ahorrando dinero, eventualmente le regaló a Guchin una máquina de coser – que sin duda alguna jugó un papel esencial durante las sanciones de los últimos años de las décadas de 1980 y 1990. Mhabad observaba cómo su madre confeccionaba hermosas prendas no solamente para su familia, sino también para ponerlas a la venta en mercados locales. La ingenuidad y disciplina de su madre la motivó para considerar sus propias pasiones, cultivando la semilla de lo que quería hacer con su vida.

En 2003, Mhabad abrió Number 1 Tailor, negocio que ofrecía servicios de costura a la comunidad local en Sulaymaniyah, Iraq. Mhabad inicialmente empleó a una sola persona, pero luego con el transcurso del tiempo, poco a poco logró que su clientela creciera y pudo expandirse. En 2021 recibió un subsidio del Fondo para el Desarrollo de Empresas (EDF) de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM); en ese momento Mhabad tenía cinco empleados y los fondos recibidos le permitieron contratar a cinco más.

A través del EDF la OIM les brinda a los propietarios de pequeñas y medianas empresas (SME por su sigla en inglés) acceso a capital financiero para apoyar la creación de empleo y para la recuperación económica a gran escala en Iraq. El negocio de Mhabad recibe el apoyo de EDF-Mujeres (EDF-w), una variante focalizada del subsidio, diseñada para poder llegar a las propietarias de negocios. “Mi plan es que mi negocio crezca y tener unos 20 empleados el año próximo”, dice.

Mhabad en una habitación en la planta alta en la cual ella a veces trabaja después de que ha terminado con las horas habituales de trabajo.  Foto: OIM Iraq

Los dos principales objetivos del EDF-w son el de apoyar negocios liderados por mujeres para que puedan expandirse por medio de la facilitación del acceso a capital y para apoyar el ingreso a la fuerza de trabajo de solicitantes de empleo que pueden estar enfrentando barreras culturales, económicas y sociales para tal ingreso.

Y estos objetivos se están materializando.

Además de incrementar su fuerza de trabajo, Mhabad se esfuerza mucho para ayudar a su comunidad, comprando los materiales que necesita en un bazar local. Dice que “todos se benefician cuando uno compra cosas  ‘Hechas en Iraq’”. Por las noches, Mhabad también ofrece clases de costura y de apoyo a quienes quieren comenzar con su propio negocio.

La diversificación de sus propuestas como costurera, mujer de negocios y educadora ha sido clave para el éxito de Mhabad. Su capacidad de adaptación ha sido esencial después de que la pandemia de  COVID-19 provocara el cierre de Sulaymaniyah en 2020. Se vio forzada a cerrar las puertas de su negocio durante seis meses. Pero en lugar de detener la producción, su personal se dedicó a la producción de tapabocas, de forma gratuita, para el Hospital Oncológico de Hewa. Eventualmente empezaron a producir tapabocas para la venta en distintos locales de la ciudad.

A lo largo de 2020 el negocio logró generar un ingreso suficiente como para poder mantenerse a flote y no tener que despedir a ninguno de sus empleados.

Guchin Hamid parada en el porche del apartamento en el cual vive con su esposo. Foto: OIM Iraq

En los meses siguientes, el subsidio de 22.000 dólares EEUU que recibieron jugó un papel clave para ayudarlos a recomenzar con el negocio tras el período de recesión. Con los fondos recibidos Mhabad compró tres máquinas para sastrería, una máquina de coser, una máquina bordadora, y una etiquetadora. Para publicitar los nuevos productos del negocio, también contrató a un encargado de redes sociales quien le brindó apoyo por medio de avisos en línea. Todo el nuevo equipamiento y la difusión le han ayudado a Mhabad a duplicar el negocio que ya vislumbraba mucho antes del subsidio.

En estos días, mientras Mhabad toma los pedidos de los clientes en el escritorio en la entrada del negocio, en el fondo se escucha el cada vez más intenso sonido rítmico de una máquina de coser.  Sobre la pared, al lado de las grandes y luminosas ventanas del negocio, se han dispuesto coloridas bobinas de hilo. Telas de diversas texturas y colores pasan de mano en mano mientras las prendas atraviesan las diferentes etapas de producción.

Los empleados del negocio dicen que los beneficios del empleo van mucho más allá de los cheques que reciben cuando cobran sus sueldos, en clara alusión a la amistad y el apoyo que han podido encontrar en sus colegas. En el taller, cumplen diligentemente con las tareas a su cargo: cortar los patrones que luego entregarán para hacerles el dobladillo, la costura y finalmente el bordado.

Renas Omer, de 28 años, está parada detrás de su máquina de coser, alineando la tela de terciopelo que usará para un cinturón verde antes de coserla. Ha trabajado como costurera en Number 1 Tailor por un año y es una de las que dice que para ella, su trabajo representa mucho más que un sueldo para poder mantener a su familia de cinco integrantes.

“El trabajo es mucho más que un cheque que uno recibe todos los meses”, dice. “Además de eso, me estoy capacitando, estoy haciendo amigos, ahora tengo una vida social”.   

Noor Ahmed empezó a ir a Whispers dos años atrás en medio de una crisis personal. Foto: OIM Iraq

Las mujeres en el negocio a veces bromean y dicen que incluso si Mhabad no pudiera pagarles el sueldo, lo mismo irían a trabajar para poder estar juntas.

“No es lo mismo trabajar por obligación”, dice Mhabad. “Si por el contrario el trabajo te produce pasión, las cosas se vuelven más fáciles. Lo disfruto cada día, sobre todo cuando veo la diferencia que representa en la vida de mis empleadas”.

A través del EDF-w, 293 negocios de propiedad de mujeres, como el de Mhabad, han recibido fondos por un monto superior a los 4 millones de dólares EEUU. En general estos subsidios han permitido la creación de 1.250 empleos sustentables en el seno de los negocios propiedad de mujeres.

El viaje de Shurooq es similar al de Mhabad, si bien ha tomado un camino diferente. Es co-propietaria de Whispers, un salón de belleza que va mucho más allá del mero corte de cabello y que representa un medio de subsistencia para ella y otras tres personas y que a la vez sirve de sistema de apoyo para las mujeres de la comunidad local.

En 2007, el hermano de Shurooq fue asesinado por un misil. Más tarde perdió otro hermano durante el pico de violencia de la guerra sectaria. A pesar de todas estas desgracias no dejó de trabajar. “La vida continúa”, dice Shurooq. “Una guerra termina y otra comienza. Las mujeres siguen viniendo al salón a pesar de los conflictos, así que nosotros tenemos que seguir también”.

Malak Ahmed toma fotografías de las uñas terminadas de Noor. Foto: OIM Iraq

La hija de Shurooq, Malak Ahmed, de 16 años, ahora trabaja como especialista de uñas en Whispers. Malak dice que se siente realizada cuando puede ayudar a las clientas. Con una sonrisa en el rostro, habla de su trabajo: “Estoy muy agradecida a mi madre por haberme dado esta oportunidad”.

Shurooq usó 10.000 dólares EEUU de fondos del EDF para la adquisición de una máquina hidrofacial y un láser cosmético, además de contratar a nuevos empleados para su operación. “Es necesario estar actualizado con las nuevas tendencias y que los servicios que ofreces sigan siendo atractivos”, explica Shurooq. Además de aumentar su clientela, ha sido un placer para esta emprendedora poder crear nuevos puestos de trabajo para las mujeres de la comunidad.

 “Estamos orgullosas de darles oportunidades a otras personas”, reflexiona Shurooq. “Yo quiero que las personas a las cuales capacitamos realmente quieran aprender y descubrir sus pasiones”.

El programa EDF busca apoyar la recuperación y el desarrollo económicos posteriores al conflicto en Iraq mediante la provisión de capital financiero a las SME en los sectores primarios y secundarios de la economía con una alta demanda de mano de obra.

SDG 5 - IGUALDAD DE GÉNERO
SDG 8 - TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES