Ta’iz, Yemen – La decisión de irse o quedarse en su hogar no fue fácil para Aisha y Tawfiq, pero dos años antes, con temor por sus vidas, la pareja escapó de la granja que tenían en Ta’iz, Yemen.
“Los bombardeos y las balas empezaron a caer cerca de donde estábamos. Sabíamos que nos encontrábamos en gran peligro y que era necesario que nos fuéramos a un lugar más seguro”, dijo Aisha, describiendo lo que había llevado al límite a su familia tras haber tenido que soportar años de conflicto.
“Finalmente nos fuimos de nuestra casa cuando vimos que la mayor parte de nuestros vecinos también se iban. En ese momento, los enfrentamientos se habían vuelto tan graves que nos fuimos sin llevarnos nada. Incluso dejamos nuestros animales – simplemente no era posible llevarlos”, agregó.
Antes de vivir el momento más atemorizante de sus vidas, el mundo de Aisha y Tawfiq había sido tranquilo y cómodo. Incluso contaban con un pequeño jardín en el cual criaban unas ovejas y unos pollos. A Tawfiq se lo podía ver con la manada la mayor parte de los días, atendiendo sus necesidades y ayudando a las ovejas a criar a sus corderos.
En 2015 estalló el conflicto en Yemen el cual, seis años más tarde, ha afectado a todas las personas de ese país, con más de 20 millones con la imperiosa necesidad de acceder a asistencia humanitaria. Los enfrentamientos fatales, el colapso económico, los brotes de enfermedades, y servicios públicos extremadamente limitados siguen siendo una constante en la vida cotidiana de Yemen.
Aisha y Tawfiq tuvieron suerte por un tiempo, antes de convertirse en dos de los 4 millones de personas desplazadas en Yemen, pero luego durante unos cuatro años de conflicto, su hogar se convirtió en un lugar inseguro. Sus ovejas empezaron a morir y su granja estaba siendo destruida. El acceso a alimentos y a agua limpia, y también todos los medios de generación de ingresos se vieron interrumpidos. Y lo peor de todo fue que la comodidad y lo necesario para sobrevivir se había esfumado y fue reemplazado por la ansiedad que reinaba día y noche.
Cuando los conflictos armados comenzaron en el vecindario en el cual ellos vivían, Aisha y Tawfiq no estaban seguros adónde ellos y sus padres podrían llegar a ir, pero no tenían dudas de que debía ser a un lugar con mayor seguridad. Se fueron de su casa en coche y eventualmente lograron llegar al distrito de Heartha, que también se encuentra en la Gobernación de Ta’iz. Construyeron un pequeño albergue con cualquier material que pudieron encontrar cerca de algunos árboles que les brindarían protección y sombra.
“Nuestra vida aquí es mala – mucho peor que la vida que teníamos. Padecemos necesidades y el dinero que mi esposo hace con su taxi motocicleta no alcanza. Él se levanta cada día para llevar a las personas de un lugar a otro y solamente gana 2.000 (el equivalente a 3 dólares) por día. Este albergue no es lo suficientemente bueno como para protegernos de los insectos o de las inclemencias del tiempo”, agrega Aisha, describiendo los sufrimientos de sus vidas en situación de desplazamiento.
Las personas desplazadas en Yemen tienen urgentes necesidades humanitarias y muchas no tienen más opción que la de vivir en albergues inadecuados como lo describe Aisha, habiendo dejado atrás hogares mucho mejor construidos y todas sus pertenencias. Más allá de las necesidades de emergencia, el acceso a un medio de subsistencia es también un problema de relevancia para la mayor parte de las familias desplazadas. Muchas de ellas no tienen la oportunidad de generar un medio de subsistencia, y las familias con mucha frecuencia no pueden acceder a los alimentos básicos lo cual profundiza aún más la inseguridad alimentaria en el seno de esta comunidad vulnerable.
Al igual que Aisha, Ali tuvo que escapar de su hogar ubicado en otra zona en Ta’iz, para venirse al distrito de Heartha cuando el mismo se volvió más y más peligroso e inseguro debido al conflicto.
“Me fui de mi hogar con mi esposa y mis hijos porque mi casa y todo lo que había en mi aldea había sido destruido – perdimos nuestra casa y nuestra granja”, señala Ali.
Ali tiene tres hijas y un hijo. Sus vidas se dieron vuelta cuando comenzaron los enfrentamientos cerca de la aldea en la cual vivían, los cuales los forzaron a escapar. Si bien él sabía que lo perdería todo si se iban, al final, el conflicto fue el que decidió la situación de Ali y de su familia. Si se quedaban, sabía que no sería solamente la casa y sus pertenencias lo que perderían.
Ali había logrado un buen ingreso trabajando como granjero y vendiendo árboles, leña y carbón.
“Antes de que comenzara la guerra, yo trabajaba de granjero. Vendía madera y carbón en el mercado. Pero todo cambió cuando nos fuimos de nuestra aldea; lo abandonamos todo. Ahora es muy difícil encontrar alimentos para mi familia. Cada día, hago lo mejor que puedo para conseguir algún trabajo y asegurarle la comida a mi familia”, agrega.
Esta no es una historia aislada. Se estima que al menos 5 millones de personas en Yemen se encuentran al borde de la hambruna. Las personas desplazadas se encuentran ante una situación verdaderamente complicada cuando tratan de asegurar una cantidad suficiente de alimentos para estar bien nutridos cada día. La decisión de irse de sus hogares para encontrar un poco de seguridad no implica, lamentablemente, que la familia vaya a poder encontrar el apoyo necesario.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) trabaja con el apoyo de la Asistencia Humanitaria de la Unión Europea (UE) a fin de poder paliar las necesidades de emergencia de las personas desplazadas en todo Yemen. La de contar con un albergue es una de las necesidades inmediatas más comunes de una familia desplazada. Aisha y Ali se encontraban entre las personas que recibieron materiales para albergue y asistencia de emergencia en Heartha. Ese día, la OIM distribuyó más de 400 kits para albergues de emergencia, 60 kits con artículos de socorro y 2.000 lonas plásticas. Cada familia que recibió ayuda cuenta ahora con materiales para albergues de emergencia, frazadas y utensilios de cocina.
“Estas personas han sido desplazadas por el conflicto. Usualmente no pueden llevarse nada consigo, y necesitan urgente apoyo para construir o mejorar sus albergues para garantizar la seguridad de sus familias. Con la ayuda de los artículos de asistencia que hemos distribuido, estas familias pueden ahora sentirse seguras en sus albergues”, dijo Mohammed Alzailei, miembro del equipo de albergues de la OIM en Ta’iz.
Además de la distribución de albergues y de materiales de socorro, la OIM capacitó a personas desplazadas en Heartha para que puedan construir albergues de madera, mejorando sus habilidades para la carpintería. Un experto en carpintería fue llevado por la OIM para construir albergues y dictar las capacitaciones. Estas habilidades podrán seguir siendo usadas en el futuro y no solamente para la construcción de sus propios albergues.
Para Aisha, Ali y sus familias, esta distribución significa que tener una preocupación menos.
“No es como nuestro anterior hogar y aún no contamos con algunos servicios, pero es mucho mejor que dormir en un lugar desprotegido. Ahora podemos dormir tranquilos, y no estamos preocupados por nuestras vidas”, dijo Aisha.
“Yo tan solo podía pensar en mi familia y en cómo mantenerlos en condiciones seguras”, agregó Ali.
La OIM Yemen logró auxiliar a unas 58.000 personas a través del apoyo en materia de albergues de emergencia y de otros tipos de asistencia el año pasado, por medio de su alianza con Asistencia Humanitaria de la UE.
Escrita por Majed Mohammed con edición a cargo de Olivia Headon del Equipo de Comunicaciones de la OIM Yemen.