Dublín, 15 de agosto de 2023 – Mientras el avión de carga partía del Aeropuerto Internacional de Kabul con un ruido ensordecedor, Latifa se sentó con los ojos muy abiertos pues seguía impactada tras haber sobrevivido a su osado escape. Apretujada junto a otras 800 personas que también escapaban de Afganistán dos años atrás, ese fatídico día sigue grabado por siempre en su memoria.  

Después de haber sido testigo de horrorosas imágenes de personas que se agarraban de los aviones que despegaban de la pista, desesperadas por escapar luego de que las autoridades de facto tomaran el poder en agosto de 2021, se dio cuenta lo afortunada que había sido al haber podido encontrar una vía segura de escape.  

Latifa, profesional del Derecho, había pasado su vida trabajando en varias organizaciones humanitarias y gubernamentales en Afganistán. En ese momento, las mujeres en el país podían tener las carreras que desearan y desplazarse con libertad.   

“Trabajamos muy duro en Afganistán. Todas las mujeres, todas las jóvenes tenían la oportunidad de estudiar y trabajar. Deseábamos vivir en Afganistán en paz, pero todo luego cambió. Lo perdimos todo en un abrir y cerrar de ojos”, explica.   

Antes de escapar Latifa trabajaba para organizaciones humanitarias y gubernamentales en Afganistán. Fotos: Archivo personal de Latifa

Tras haberse enterado de la grave situación de seguridad en el país, Latifa decidió junto a sus padres que, por su seguridad, era mejor irse de la capital y regresar a su ciudad natal junto a su joven hijo, Benyamin. Por más que esa decisión le partiera el corazón, eventualmente le salvaría la vida.  

“Envié a mis padres y a mi hijo a vivir en mi provincia para protegerlos, y me quedé sola en Kabul con mis hermanos. Estábamos muy deprimidos y estresados”.  

El día en que los talibanes tomaron control de Afganistán es un recuerdo muy desalentador para Latifa. Estaba trabajando cuando recibió la noticia.  

“Ese día el guardia de seguridad vino a la oficina y nos dijo que huyéramos. Todo el mundo estaba conmocionado”. 

Si bien ella hubiera querido regresar a su casa a recoger sus documentos personales, era demasiado arriesgado porque esa zona ya estaba siendo patrullada. Habiendo trabajado en altas posiciones gubernamentales sentía que estaba especialmente en peligro. Latifa decidió entonces busca refugio en la casa de una amiga en donde se ocultó por una semana.  

“Fue tan estresante. Los talibanes golpeaban a la puerta cada noche buscando personas. Recuerdo que teníamos una gran cortina para que las ventanas estuvieran siempre tapadas. En todo ese tiempo no vimos la luz del sol”, recuerda Latifa.  

Logró contactar a una organización internacional del ámbito de los derechos humanos y esas personas prometieron ayudarla. Con mucho cuidado, Latifa logró llegar hasta el Aeropuerto de Kabul y allí se encontró con las personas que eventualmente le salvarían la vida.  

Con el apoyo de organizaciones internacionales del ámbito de los derechos humanos Latifa logró escapar de Kabul ilesa. Eventualmente encontró el camino hacia la seguridad. Foto: OIM /Angelica Trindade 

Escapar de su país y dejar atrás a su hijo y familia fue una experiencia muy penosa.   

“Fue una decisión sumamente difícil para mí. En ese momento yo tenía que decidir entre irme de Afganistán sola y salvar mi vida o rechazar su ayuda. Entonces me dije a mí misma: ‘Una madre con vida es mejor que una muerta’. Yo realmente no sabía cómo podía llegar a ser mi futuro si estaban los talibanes en el poder”. El viaje hacia la seguridad fue largo y agotador. Antes de llegar a su destino final, el avión tuvo que hacer escala en varios países. Muchas horas de viaje, poca comida y frío extremo.  

“Da mucho miedo no saber qué nos ocurrirá en el futuro. Uno realmente no sabe dónde ir y cómo serán nuestras vidas”, dice Latifa.  

Finalmente llegó a Irlanda y se refugió temporalmente en un campamento de refugiados, pero el dolor de haber dejado atrás a su familia, su trabajo y su cultura se sentía todavía con fuerzas. Sobre todo, ella extrañaba terriblemente a su hijo y no dejaba de soñar con el momento del reencuentro.   

Durante su estadía en el campamento de refugiados, todo el tiempo Latifa procuró ayuda para intentar traer a su hijo desde Afganistán. El proceso fue largo y arduo e involucró mucha burocracia y logística. Pero finalmente, con la ayuda del Programa de Reunificación Familiar de la OIM Irlanda, el sueño de Latifa se convirtió en realidad y muy pronto pudo finalmente reunirse con el pequeño  Benyamin.   

Tras muchos meses de separación, Latifa finalmente llegó al Aeropuerto de Dublín en donde pudo abrazar a su hijo. Fue un momento absolutamente inolvidable para todos los involucrados, lleno de emoción.  

Latifa saluda a su hijo por primera vez en Irlanda gracias al Programa de Reunificación Familiar de la OIM. Foto: OIM /Angelica Trindade 

El Programa de Reunificación Familiar de la OIM ayuda a reunir a miembros de una familia que están viviendo en países diferentes. De 2007 a 2021 la OIM Irlanda ha ayudado a más de 1.000 personas a reunirse con sus familiares. Actualmente en sociedad con la Cruz Roja de Irlanda (IRC por su sigla en inglés) la OIM Irlanda apoya a unas 30 personas para que puedan reunirse con miembros de sus familias en ese país.   

En cuanto a los padres de Latifa, ellos también lograron irse de Afganistán y eventualmente pudieron refugiarse en otro país. De a poco Latifa ha comenzado a reconstruir su vida en Irlanda. No es fácil adaptarse a otra cultura y aprender un nuevo idioma, pero ella ahora vive junto a su hijo en una casa que comparten con otras mujeres. Su hijo asiste a la escuela y ha hecho nuevos amigos.  

Latifa y Benyamin disfrutan jugando en su casa en Irlanda. Foto: OIM/Angelica Trindade

Latifa desea ansiosamente descubrir lo que Irlanda tiene para ofrecerles mientras comienza una nueva vida junto a su hijo. Foto: Archivo personal de Latifa.  

Latifa y Benyamin muestran con orgullo su herencia afgana en un evento cultural organizado en la escuela. Foto: Archivo personal de Latifa.

“Me siento segura ahora. Y estoy relajada porque mi familia también está segura y tengo a mi hijo conmigo”.  

Tiene un trabajo temporal y quiere hacer una Maestría en Consolidación de la Paz. Espera un futuro con perspectivas mejores para las mujeres en su país y su deseo es ayudar a otras mujeres como ella. "Mi objetivo es regresar a Afganistán algún día y trabajar con personas que se dedican a los derechos humanos”.  

Hasta que ese momento llegue disfruta de tiempo de calidad junto a su hijo Benyamin puesto que cada momento es un regalo que no hay que dar por sentado.  

Historia escrita por  Angelica Trindade y Amber Christino 

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