Chanthaburi, 30 de enero de 2023 – Es viernes y otra semana de trabajo llega a su fin. Jea Sai Tot y Sai Som llegan a un centro comunitario en la Provincia de Chanthaburi, Tailandia.
“A través de conocidos me enteré de esta actividad de hoy destinada a informarnos sobre las leyes laborales en Tailandia”, dice Sai Som. Tanto ella com Jea Sai quieren saber cuáles son sus derechos en cuanto que trabajadoras migrantes.
Sai y Jea Sai, que pertenecen a la misma familia en Camboya, migraron a Tailandia hace seis años a la búsqueda de progreso económico. Actualmente trabajan juntas en una granja dedicada a la producción de frutas.
En la frontera entre Tailandia y Camboya, Chanthaburi ha recibido a muchos de los cerca de 1,2 migrantes de Camboya* que trabajan en construcción, agricultura, industria pesquera y alimenticia y otros sectores. Muchos migrantes llegan a Tailandia sin información precisa acerca de los procesos migratorios, de los procedimientos de empleo, de sus derechos y beneficios, y a menudo se encuentran con el obstáculo de la barrera idiomática que los deja vulnerables a los abusos y la explotación.
Sai y Jea Sai están reunidas con otros trabajadores migrantes de Camboya, entre ellos Sen Vee, originario de la misma provincia.
Sen también se mudó a Tailandia seis años atrás. “Tengo un hijo a cargo y deudas por pagar”, explica, repitiendo las historias de numerosos camboyanos que buscan un mejor medio de subsistencia en la frontera.
Los tres se enteraron de una actividad de divulgación organizada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y por el Departamento de Protección Laboral y Bienestar (DLPW) de Tailandia, para difundir una variedad de temas con el objetivo de mejorar el acceso a la información por parte de los trabajadores migrantes.
Sen vino para aprender, entre otras cosas, el proceso para retornar a su hogar en Camboya para visitas breves. Había escuchado, pero erróneamente, que era necesario hacer pagos a las autoridades para poder cruzar la frontera, tanto a la ida como a la vuelta.
“Muchos trabajadores migrantes dependen de la información que les brindan los empleadores”, destaca Jea Sai, y cuenta que con frecuencia los migrantes reciben información contradictoria.
Las actividades de divulgación brindan la oportunidad de que los migrantes puedan interactuar con las autoridades del gobierno, hacer preguntas y manifestar sus inquietudes. “Vemos que muchas personas desean conocer más acerca de las leyes laborales, los servicios ofrecidos por el gobierno, las políticas sobre compensaciones debidas y otras cuestiones similares”, explica Panuwat Boonyanan, empleado de la OIM.
En el pasado se organizaron actividades de divulgación relacionadas con la prevención de la COVID-19, los servicios sanitarios disponibles y los riesgos de la trata y la explotación, entre otros. La comunicación por doble vía sirve como cimiento para la divulgación y las actividades se diseñan sobre la base de una evaluación de las brechas informativas y necesidades en cada comunidad visitada.
Saing, migrante líder que trabaja para una ONG que apoya a los migrantes, da testimonio de la importancia que tienen las actividades de divulgación para fortalecer el diálogo entre los trabajadores migrantes y las autoridades. “Lo que vemos principalmente son problemáticas vinculadas al pago tardío de los salarios, pasaportes retenidos, terminación arbitraria de los contratos”.
“Hay mucha información dando vueltas – no sabíamos qué cosas eran verdad y qué cosas no lo eran, hasta el día de hoy”, señala Jea Sai.
A casi 600 kilómetros de Chanthaburi, en el extremo opuesto del país, aproximadamente una decena de migrantes de Myanmar están reunidos en un centro comunitario en Mae Sot, Provincia de Tak, para una actividad de similares características.
Abordando la vulnerabilidad a la explotación, que aumentó a raíz de la pandemia y de la inestabilidad en Myanmar, la OIM y el Ministerio de Desarrollo Social y de Seguridad Humana organizó una sesión informativa con los líderes migrantes acerca de la trata de personas – incluyendo la cuestión de cómo identificar y denunciar casos sospechosos.
A Tae ha estado en Mae Sot desde 2001 y se ha convertido en una fuente de información confiable, en especial para los migrantes recién llegados. Ella recuerda sus primeros días en Mae Sot, momento en el que tenía muy pocos familiares en la ciudad y no sabía adónde acudir para obtener información veraz sobre empleo.
Ahora es una activa voluntaria en la comunidad y trabaja con organizaciones de la sociedad civil. A Tae siente que su responsabilidad es difundir información para proteger a otros. “Luego de esta sesión, puedo hablarle a mis hijos y a otros padres, ayudarlos a qué sepan cómo estar seguros, y que no deben creer en todo lo que le digan los extraños”, dice. “Tal vez a algunas personas no les interese escuchar, pero debemos intentarlo, lleva tiempo mejorar la cuestión de que las personas estén bien informadas”.
Desde marzo, más de 460 migrantes en total se han beneficiado con 20 actividades de divulgación en las Provincias de Chanthaburi y Tak.
A medida que las restricciones relacionadas con la pandemia de COVID se van levantando y las fronteras vuelven a abrirse, vuelve a aumentar la migración laboral desde países vecinos a Tailandia. La necesidad de que haya un compromiso y comunicación constante con las comunidades de migrantes se vuelve más vital.
Para Sen Vee, comprender los procedimientos de empleo para los migrantes constituye un desafío cotidiano que él intenta superar con la ayuda de otros migrantes que ya están más arraigados en su comunidad. “Me imagino en este lugar por los próximos cinco años, ganando lo más que pueda mientras me aseguro de estar siguiendo los procedimientos adecuados”.
Cuando es precisa, actualizada y sensible a las cuestiones idiomáticas, la información es sin duda alguna una cuerda salvavidas que sirve para empoderar a los migrantes, para protegerlos y para defender sus derechos.
*Cifras del Ministerio de Trabajo al mes de junio de 2022
Las actividades de divulgación son posibles gracias al Programa sobre Migración Regional en Asia, financiado por la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estados de los Estados Unidos.
Esta historia fue escrita por Miko Alazas, Oficial de Prensa de la OIM Tailandia.