Costa Occidental, Yemen – En el árido paisaje de la costa occidental de Yemen, el agua con frecuencia es un sueño lejano. Durante muchos años las familias han tenido que soportar largas caminatas bajo el sol abrasador a la búsqueda de agua limpia. “Caminamos por horas, tan solo para traer algunos bidones jerry llenos de agua”, dice Hassan, padre de cuatro hijos que llegó a Yakhtol hace cinco años. “Algunos días regresamos con las manos vacías. La sensación que tenemos es que el agua se nos escapa y está cada vez más fuera de nuestro alcance”.
La guerra en Yemen ha forzado a más de 4,5 millones de personas a irse de sus hogares, muchas de las cuales han procurado refugio en aldeas rurales como Yakhtol. A medida que más familias desplazadas llegan, con frecuencia tan sólo con lo puesto, la presión sobre los recursos de por sí escasos no para de subir. La población en aumento ahora es forzada a competir por el acceso a agua potable, albergues y servicios básicos, exacerbando aún más los desafíos que deben enfrentar tanto las personas desplazadas como los residentes locales.
En la Costa Occidental de Yemen las familias deben realizar largas travesías a diario para traer el agua que necesitan – una cuerda salvavidas que sigue siendo escasa para millones. Foto: OIM/Moayad Zaghdani
La fertilidad del suelo que está decayendo, la mayor salinización de las fuentes de agua y el aumento de las mareas han severamente amenazado a la agricultura a lo largo de la costa de Yemen, en particular en Yakhtol. Alguna vez fue una modesta comunidad dedicada a la pesca y a las actividades agrícolas, pero ahora debe batallar para sobrevivir.
A los residentes de Yakhtol, que alguna vez dependieron de la agricultura a pequeña escala para sostener a sus familias, ahora les es casi imposible hacer que sus cosechas prosperen o alimentar a su ganado. El clima se ha vuelto cada vez más hostil a los métodos agrícolas tradicionales. La pesca a pequeña escala, que también había sido una cuerda salvavidas para la economía local, también está menguando. Cuando las cosechas fracasan y el nivel de la pesca disminuye, la población tiene menos opciones.
Mohammed Ali, otro residente de Yakhtol, conoce todo eso muy bien. “No podemos vivir sin agua, el agua es vida”, dice. Cada día se levanta antes del amanecer para acarrear agua, una tarea que consume sus mañanas y que le quita mucha energía. Sus viajes diarios a puntos comunales de suministro de agua están atravesados por la incertidumbre. “¿Cuánto tiempo tendré que esperar? ¿Podré traer suficiente agua para darle a mi familia? ¿Podré traer al menos algo de agua?”, se pregunta.
Esta lucha por el agua es agravada por años de conflicto que han devastado la infraestructura que alguna vez fuera vital para la supervivencia de Yakhtol. El sistema de provisión de agua, originalmente construido para prestar servicio a 200 hogares, ahora está presionado más allá de sus límites, intentando paliar las necesidades de más de 1.500 familias, incluyendo a cientos de personas desplazadas que han procurado refugio en áreas de la primera línea intentando escapar de la violencia.
Para abordar estos desafíos, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha intervenido para restaurar la infraestructura de agua. Por medio de la rehabilitación de las cañerías y la construcción de nuevos puntos para el suministro, la intervención de la OIM ayuda a aliviar la carga que pesa sobre familias como la de Hassan y mitigar el conflicto sobre los recursos. El Proyecto también aborda los riesgos a la salud garantizando que tanto las comunidades de acogida como las familias desplazadas cuenten con acceso confiable a agua potable.
Como parte de sus esfuerzos en Yakhtol la OIM ha también trabajado en la ampliación de la red de distribución de agua. Esto incluye la instalación de caños de mayor tamaño y la construcción de instalaciones adicionales para el almacenamiento de agua, garantizando que la provisión limitada sea distribuida de manera eficiente a toda la comunidad. Se han introducido sistemas de bombeo de agua a base de energía solar, los cuales brindan una fuente de energía sostenible que reduce la dependencia de combustible de alto valor que generalmente no se consigue.
Asimismo, la OIM está trabajando para ayudar a que las comunidades puedan soportar más óptimamente los eventos climáticos extremos como las inundaciones. Esto incluye renovar el sistema de provisión de agua para mejorar su resiliencia a las inundaciones, planificando todo cuidadosamente para evitar áreas más proclives a las inundaciones y adoptando medidas de protección como por ejemplo los muros de gavión. Adicionalmente, se instalarán dispositivos automáticos para clorar y desinfectar el agua.
La ampliación de la infraestructura para el suministro de agua en Yakhtol trae esperanza a familias como la de Mohammed, quienes han debido soportar años de dificultades. “Yo daba por sentado el acceso a agua potable”, recuerda Mohammed. “Pero ahora incluso una gota es para nosotros un regalo precioso”.
Si bien se ha logrado cierto progreso en Yakhtol, sigue habiendo luchas similares en otras partes de la Costa Occidental. En un campamento de personas desplazadas en Hays, Sami, padre de doce hijos, comparte una historia similar de sufrimiento. “La mayor parte de las personas que acarrean el agua son menores; no van a la escuela porque deben ayudar”, explica. La falta de acceso a agua potable ha privado a los menores de educación, pues los ha forzado a un ciclo de tareas domésticas cotidianas.
En Hays la OIM está trabajando para abordar la severa escasez de agua por medio de la construcción de un nuevo pozo que brindará agua limpia y confiable a miles de familias desplazadas y a las comunidades que las acogen. Este pozo es una cuerda salvavidas crucial en una comunidad en la que la búsqueda cotidiana de agua ha consumido por largos períodos el tiempo y la energía de las familias. Por medio de la provisión de una fuente de agua consistente, la intervención de la OIM no solamente alivia la carga física sobre las familias, sino que también reduce los peligros a la salud relacionados con la contaminación del agua.
A pesar de estos esfuerzos, los desafíos siguen siendo abrumadores. El cambio climático y los eventos climáticos extremos en todo Yemen siguen empeorando la crisis del agua que el país padece, la cual se agrega a las presiones del conflicto y el desplazamiento. A pesar de estos desafíos aplastantes, Sami sigue siendo optimista: “Nos brindamos mutuo apoyo a pesar de las dificultades”, cuenta.
Mientras las comunidades siguen luchando contra estas crisis superpuestas, el trabajo de organizaciones como la OIM ofrece una luz de esperanza. Por medio de la rehabilitación de los sistemas acuíferos y la provisión de asistencia esencial, la OIM está ayudando a restaurar la dignidad y la estabilidad de las familias que han sido empujadas al borde por el conflicto y el cambio climático.
Las familias como las de Sami y Hassan comprenden que, si bien el agua potable es esencial, es tan solo una parte de todo lo que se requiere para que puedan reconstruir sus vidas. “Necesitamos mucho más que el agua”, dice Hassan. “Necesitamos que nuestros hijos puedan concurrir a la escuela. Necesitamos sentirnos seguros”.
La rehabilitación de la provisión de agua por parte de la OIM en Yakhtol ha sido posible gracias al financiamiento de la Oficina de Asistencia Humanitaria de USAID, en tanto que el proyecto Hays cuenta con el apoyo del Gobierno de Alemania por medio del Banco de Desarrollo KfW.