Casamance, 26 de octubre de 2021 – Con una azada para huerta, Sana Fati cava en el suelo con una cuerda como guía y va cortando parte de los cuatro acres (una hectárea) de tierra de su propiedad. Hace un año, su lote en la zona costera de Senegal era tierra que no se usaba pero ahora se está preparando para trasplantar plantines de pimiento.
La agricultura no aparecía como una opción viable 12 meses atrás para Sana puesto que los cambiantes patrones climáticos evitaban que hubiera cosechas sustentables que podían servir para alimentar a su esposa, sus dos hijos y a parientes lejanos. Las lluvias poco confiables dejaban el suelo muy seco, haciendo que muchos jóvenes en la comunidad de Casamance, incluso el propio Sana, se vieran forzados a migrar a otras partes del país e incluso mucho más allá a la búsqueda de medios de subsistencia alternativos.
Los efectos del cambio climático son una amenaza invisible para lo la canasta básica de alimentos del país. En África Occidental se proyecta que las temperaturas van a aumentar entre 3 a 4°C en el año 2100. En Senegal, se espera que la temperatura anual aumente en hasta 3°C en 2060 y en 5°C en 2090.
“Estábamos recibiendo menos agua de lluvia y eso provocaba problemas en las granjas”, dice Sana. “Tuve que migrar puesto que mi familia depende de mi trabajo. Me trasladé a Libia en donde trabajé como plomero por cuatro años y medio”.
Tras intentar llegar a fin de mes, poder mantenerse él mismo y a su familia, regresó a Senegal con planes de encontrar una solución trabajando en granjas. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estaba allí para ayudar y como parte de su reintegración la OIM apoyó a Sana para que pudiera cavar un pozo de perforación en su terreno para resolver la escasez de agua que, junto a muchos otros factores, lo habían obligado a irse.
‘Inicialmente habíamos cavado un pozo de perforación pero ese pozo se secaba en medio de la estación seca, y eso hacía que las cosechas también se secaran. Con este nuevo pozo de perforación tenemos una capacidad mayor y podemos regar las plantas durante toda la estación. Ahora puedo diversificar la producción de cosechas para uso interno e incluso tengo la posibilidad de vender el excedente”, dice Sana.
Su tierra ancestral ahora florece con una variedad de cosechas y frutos que incluyen maíz, bananas, pimientos, tomates, ocra y zucchini. No es solamente comida para su familia sino también una fuente de ingresos gracias a las ventas de los excedentes.
Mientras los efectos adversos del cambio climático persisten, los migrantes como Sana saben muy bien que sus medios de subsistencia se encuentran en el límite y las medidas de adaptación como la agroecología que procuran la preservación del medio ambiente no solamente benefician su producción de cosechas sino que también serán cruciales para las generaciones futuras.
El Banco Mundial proyecta que más de 200 millones de personas corren el riesgo de verse desplazadas internamente en 2050 si no se toman acciones inmediatas. Para Sana la migración no debería ser la única opción para evitar las repercusiones del cambio climático.
“Estoy feliz de haber regresado y no quisiera tener que volver a irme. Recientemente me llamaron para un trabajo de plomería pero preferiría trabajar en tareas agrícolas”, dice. “La tierra no miente; a través de nuestras acciones le decimos qué hacer. Yo elegí retornar voluntariamente para trabajar en agricultura y no me arrepiento”.
Sana Fati en su parcela de terreno de 4 acres (1 hectárea) en donde ha puesto en práctica la agroecología. Desde que recibió apoyo para cavar un pozo de perforación en su granja ya no debe sufrir la escasez de agua. Foto: OIM /Kennedy Okoth
Además del pozo de perforación Sana aspira a adquirir capacidades adicionales para maximizar su producción agrícola y a la par cuidar el medio ambiente para obtener cosechas sostenibles.
La OIM junto a asociados técnicos está brindando capacitaciones para la adquisición de capacidades y equipos de agroecología como parte del apoyo de reintegración brindado a los migrantes que retornan y de los esfuerzos para la promoción de técnicas agrícolas sustentables para la adaptación al cambio climático y su mitigación.
Una capacitación integral de seis meses en agroecología cubre tanto los componentes teóricos como los prácticos y abarca todos los aspectos de la cadena de valores, desde la producción de una gran variedad de cosechas endógenas, incluyendo la producción relacionada a la silvicultura, hasta la transformación y el mercadeo.
En consecuencia, los migrantes que retornan como Sana podrán adoptar prácticas agroecológicas útiles, tales como la rotación de cultivos, el abono orgánico, y otras prácticas sostenibles desde una perspectiva medio ambiental como el uso de energías alternativas y el uso adecuado de reservas subterráneas de agua, además de brindar alternativas degradables al problema del plástico y prevenir que tal material contamine.
“Esto es solamente el inicio para mí, mi objetivo es poder enseñar y brindar oportunidades laborales a otras personas, pero primero tengo que aprender yo”, dice Sana.
El programa le brindará a los miembros de la comunidad una alternativa a la migración interna o a las peligrosas rutas migratorias irregulares, para que encuentren mejores condiciones de vida mientras ayudan a reconstruir no solamente los vínculos sociales en la comunidad sino también los vínculos entre los granjeros y productores a pequeña y a gran escala, por medio de la provisión de oportunidades de tender redes las cuales pueden llevar a oportunidades de empleo a largo plazo. Las actividades también apoyan los esfuerzos para la adaptación al cambio climático a largo plazo y su mitigación, a través de programas que apuntan a encauzar la migración.
Estos esfuerzos son parte del proyecto liderado por la OIM sobre la "Implementación de Políticas Mundiales sobre Migración Medio Ambiental y Desplazamientos por Desastres en África Occidental”, financiado por el Gobierno de Francia.
Ayude a la OIM a seguir brindando asistencia a los migrantes, refugiados y comunidades de acogida a fin de garantizar un futuro sostenible y aumentar su resiliencia ante futuros desastres.
