Bucha, 30 de marzo de 2023 – Hace un año, las tropas rusas dejaron la ciudad de Bucha, en Ucrania, y el mundo se conmovió por la masacre de civiles en ese lugar. Hoy un mercado local está intentando lentamente reanudar sus actividades en medio de los sombríos restos del pasado. En crudo contraste con los armazones quemados de los kioskos cercanos destruidos por la artillería y el fuego de los tanques se erige en medio de la destrucción un negocio colorido y brillante dedicado a la venta de libros. Se trata de un raro refugio para el descubrimiento y el despliegue de la imaginación, manejado por sus alegres dueños, Iryna y su esposo Mykola.
“Muchos de nuestros clientes regulares se han ido, muchos están en el exterior. Pero los que regresan a Bucha, nos vienen a ver. Es un placer volver a encontrarnos. Muchos de los que están afuera nos contactan [en línea] e incluso les enviamos nuestros libros”, dice Iryna.
Hace un año, cuando los enfrentamientos continuaban, Iryna tenía miedo de no poder volver a recibir a su clientela en su negocio. Ella y su familia tomaron la difícil decisión de irse, dejando atrás su amada casa que habían construido después de haber sido desplazados de la zona de Chornobyl en 1986. Mientras procuraban seguridad en la Unión Europea, Iryna y su marido se enteraron por medio del director del mercado que su negocio había sido bombardeado. Afortunadamente no estaba totalmente destruido, si bien había sufrido importantes daños.
“Yo ya me había despedido de mi negocio. Pero mi hijo me dijo: ‘No mamá. ¡No puedes hacer eso!’”
Inmediatamente después de que el Gobierno de Ucrania recuperó el control de Bucha y de otras zonas al norte de Ucrania que habían estado bajo el control militar de la Federación Rusa por más de un mes, Iryna y Mykola se sintieron lo suficientemente seguros como para poder regresar a su hogar.
Los esfuerzos por reabrir el negocio dieron sus frutos, al menos mentalmente. “Tal vez no sea el negocio más lucrativo, pero nos salvó. Si no hubiera sido por nuestro negocio, no sé cómo podríamos sobrevivir ahora. Es nuestra alma. Nuestros hijos y nietos se han ido. Y aquí, después de todo, sigue habiendo vida”, explica Iryna.
Cuando el país tuvo que soportar un período extendido de cortes de electricidad por los ataques de los rusos sobre infraestructura esencial en otoño e invierno, las personas comenzaron a comprar libros. “Es la guerra la que determina los intereses”, dice Mykola. “Muchos clientes nos están preguntando ahora por Remarque”, en referencia al novelista de guerra alemán autor del best seller internacional “Sin novedad en el frente”.
El negocio cuenta también con una sección en la cual se venden artículos de segunda mano y allí la gente puede llevar los libros que quiere vender. Hay una colección completa de libros que han incluso sobrevivido a sus dueños.
En medio de recuerdos dolorosos, Iryna está pensando en el futuro. Planea rentar un quiosco contiguo y expandir su negocio. Su hijo y su hija le habían mostrado un ofrecimiento de subsidios para pequeños negocios de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y del Gobierno de Alemania, y la ayudaron con el desarrollo de una presentación en donde exponía sus necesidades e ideas.
Con los fondos a los que pudo acceder, se compró un nuevo teléfono inteligente, una laptop, mobiliario para el negocio ampliado, libros que iban a reemplazar a los perdidos, y un nuevo aparato de aire acondicionado frío-calor. “Ahora la librería va a estar calefaccionada y esperamos con ansiedad a niños y niñas que quieran disfrutar de nuestro club de lectura gratuito que ya organizábamos mucho antes de la guerra y que quisiéramos retomar”.
“Cuando ahora leemos libros para niños, uno de adulto los percibe de manera diferente a como lo hacíamos en nuestra infancia”, dice Iryna, explicando el secreto de su pasión por su negocio.
En cuanto al texto que más le gusta, menciona de inmediato “Las jirafas no pueden bailar” por Giles Andreae, que se encuentra sobre un estante cercano a la caja registradora.
Gerald era una jirafa que quería bailar pero no podía. Después de que otros animales se burlaran de ella, se sintió muy triste y se fue de la fiesta en la que estaba. Camino a casa se encontró con un grillo que tocaba el violín. “¡Discúlpeme!, le dijo el grillo, que había visto a Gerald en la fiesta. “A veces cuando uno es diferente, necesita también una canción diferente para poder bailar”. El grillo empezó a tocar el violín y Gerald comenzó a bailar. El resto de los animales estaban fascinados. “¿Pero cómo es que has aprendido a bailar así? Por favor Gerald cuéntanos”. Pero Gerald simplemente hizo un giro y terminó con una reverencia. Luego levantó la cabeza y miró a la luna y las estrellas en el cielo. “Todos podemos bailar”, dijo, “cuando encontramos música que nos encanta”.
En el marco del proyecto “Estímulo a Pymes: Integración Económica de Personas Desplazadas Internamente y Recuperación de Negocios” (diciembre 2021-mayo 2024), financiado por el Ministerio Federal para la Cooperación y el Desarrollo Económico de Alemania, a través del Banco Alemán de Desarrollo, más de 700 empresas en Ucrania recibirán subsidios de entre 4.500 y 20.000 euros para revivir e impulsar negocios en todo el país. Adicionalmente el proyecto compromete a la diáspora de Ucrania a apoyar la recuperación del país y de las empresas a través del desarrollo de capacidades, apoyo a negocios y acceso a finanzas, redes y mercados.
Texto escrito por Varvara Zhluktenko, fotos de Alisa Kyrpychova, OIM Ucrania