Dollow, 3 de junio de 2022 –Siete días caminando en sandalias bajo el sol abrasador sin una cantidad suficiente de agua ni de comida. Siete noches durmiendo a cielo abierto, expuestos a insectos, a predadores e incluso a ladrones. Todo esto fue lo que tuvo que enfrentar Aliyow junto a sus hijos para poder encontrar cierto alivio. Sin importar cuán desgarrador el viaje podía ser, estaban escapando para poder salvar sus vidas.

“Llegamos a este lugar con nuestros hijos sobre nuestros hombres. La gente que viajaba en vehículos nos levantaba cuando caminábamos por la ruta”, dice Aliyow, exhausto y aún recuperándose del largo viaje. 

Aliyow solía ganar bastante dinero como para poder mantener a su familia por medio de la realización de tareas domésticas en su vecindario. Pero el trabajo comenzó a escasear desde principios de año. 

“Nuestros clientes no tenían dinero para pagarme. Habían gastado lo poco que tenían intentando alimentar a su ganado, amenazado por la sequía”, relató.

Aliyow es uno de los más de 771.000 somalíes que fueron desplazados por una sequía extrema que está afectando a diversas zonas de Somalia y del Cuerno de África. Como muchos otros, no tuvo más opción que la de empacar lo que pudo e irse de su casa, esperando poder salvar su propia vida y la de sus hijos.

Los ríos y las fuentes de suministro de agua tales como pozos de perforación y depósitos superficiales se están secando en todo el país mientras Somalia sufre su cuarta temporada fallida de precipitaciones. El río Dawa en Dollow, fotografiado en marzo de 2022. Foto: OIM/Zubeyr

La peor sequía de los últimos tiempos

Las condiciones de sequía extrema están profundizando la crisis humanitaria de Somalia que ya lleva décadas. Tres temporadas consecutivas de lluvias que fracasaron en un período de dos años produjeron una devastadora sequía que ha afectado ya a 6.1 millones de personas.

Se cree que la cantidad de personas afectadas aumentará en los próximos meses. Las lluvias Gu – que generalmente duran de abril a junio – nuevamente están por debajo del caudal esperado. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, es la sequía más prolongada en la historia reciente del Cuerno de África.

Cuando Aliyow se fue de su aldea, se dirigió a Dollow – una pequeña ciudad ubicada en la región de Gedo, en Somalia – donde esperaba poder acceder a asistencia humanitaria. Junto a su familia, se cuentan entre las más de 36.000 personas que han llegado a Dollow desde que la crisis por la falta de agua empeoró a fines del año pasado. Dollow ha sido una parada obligada, el último recurso para miles de personas que están huyendo de los embates del clima y del conflicto que lleva ya varios años, ya que ese lugar cuenta con la presencia de actores humanitarios.

La mayor parte de las personas desplazadas se han instalado en albergues inadecuados y precarios que no cuentan con instalaciones sanitarias adecuadas. Se ha informado ya acerca de brotes de cólera en los sitios de desplazamiento. Foto: OIM 

La mayor parte de las personas desplazadas huyen hacia las ciudades y pueblos más importantes de Somalia buscando agua, alimentos, y albergue. Otros lugares de Somalia que reciben grandes contingentes de personas cuando las crisis las presionan son  Baidoa, Kismayo y la capital, Mogadishu.

Seinab maneja un pequeño negocio de comidas en un mercado local en Dollow que fue instalado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en 2019 a fin de brindar apoyo a mujeres desplazadas. Alguna vez este negocio prosperó pero ahora Seinab ha estado teniendo pérdidas por meses. Con ocho hijos para alimentar, la situación se está volviendo realmente inmanejable para esta madre único sostén de familia y para muchos otros que han tenido que tomar decisiones realmente complejas a medida que la situación de sequía empeora.

“Muchas personas han tenido que cerrar sus negocios. No pueden trabajar más. Los precios de lo que venden se han triplicado en un par de meses”, relató. “Solamente dos de mis hijos pueden concurrir a la escuela. No puedo pagar para que todos asistan”.

En las zonas más afectadas en Somalia, la Red del Sistema de Alerta Temprana sobre Hambrunas estima que 1 de cada 3 cabezas de ganado ha perecido desde mediados de 2021. Un rebaño de camellos que murieron de hambre fue fotografiado en una zona rural en Galmudug en febrero de 2022. Foto: OIM /Ismail Salad Hajjidirir

Millones de personas deben enfrentar hambruna extrema y se corre el riesgo de que esa hambruna sea localizada si los precios de los alimentos siguen aumentando y si no se incrementa la asistencia humanitaria en las próximas semanas.

 “Llegamos aquí por el hambre. Yo era granjero y criaba animales, pero perdí 27 cabras y tres vacas por esta sequía. No tengo nada para darles de comer a mis hijos”, dice Darur, padre de cuatro hijos que recorrió 400 km para llegar a Dollow.

La OIM está trabajando en Dollow y en otras zonas en todo el país, brindando apoyo vital muy necesario a muchas personas. La OIM ha podido llegar a más de 350.000 personas afectadas por medio de asistencia humanitaria y servicios de protección, incluyendo agua potable, artículos de higiene, albergues, dinero en efectivo e información.

Los precios de los alimentos se han ido a las nubes desde que la crisis por el agua comenzó. En el Mercado de Mujeres de Kabasa en Dollow, las mujeres que son propietarias de pequeños negocios como Seinab luchan para poder llegar a fin de mes y se ven obligadas a reducir la cantidad de artículos que tienen para la venta para prevenir futuras pérdidas. Foto: OIM /Claudia Rosel

“Hemos construido y rehabilitado pozos de perforación y depósitos superficiales en todo el país, llegando hasta las personas en sus lugares de residencia para poder de tal modo reducir el desplazamiento y también hasta aquellos que, desgraciadamente, ya se encontraban desplazados”, dijo el Coordinador Sénior de Programas de la OIM Somalia Mohamed Abdelazim.

En abril la OIM lanzó un Paquete Mínimo de Respuesta (MRP) en sociedad con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), con el Programa Mundial de Alimentos (WFP), y con otros socios para llegar hasta otras 90.000 personas desplazadas consideradas como extremadamente vulnerables.

El apoyo brindado hasta ahora pone de relieve la importancia de actuar de inmediato para poder salvar vidas. “Recibimos asistencia de parte de la OIM, comenzaron hoy con la distribución de agua”, dijo   Aliyow. “Asimismo nos dieron recipientes para acarrear agua, baldes, jabón y tabletas de cloro”.

“Estos camellos son mi única esperanza en esta vida. Si la tierra se seca por la sequía, tengo que alimentarlos como si fueran mis hijos hasta que llegue la ayuda de dios”, dice Abdi mientras sus camellos beben de un pozo rehabilitado por la OIM en el Estado de Galmudug. Abdi le agrega avena al agua para que los camellos también incorporen los nutrientes que necesitan. Foto: OIM/Ismail Salad Hajjidirir

Pero a pesar de todos los esfuerzos para aliviar el padecimiento, las necesidades superan los recursos disponibles. La gran escasez de agua, la muerte del ganado, las cosechas malogradas, y el aumento del precio de las mercaderías están agravando las necesidades de millones de personas que ya estaban sufriendo a causa de años de conflictos, de embates climáticos recurrentes y de brotes de enfermedades.

Incluso mucho antes de esta sequia, ya había 2,9 millones de personas internamente desplazadas (IDP) por el conflicto y el cambio climático que debían enfrentar una variedad de desafíos de protección, desafíos que amenazan sus vidas.

La OIM solicita 66 millones de dólares EE.UU. para llegar a más de 1 millón de personas en Somalia por medio de un paquete de asistencia multisectorial a fines de febrero de 2023. La brecha en materia de financiación debe ser abordada cuanto antes para prevenir otras consecuencias nefastas.

Esta no es la primera sequía que Aliyow ha vivido. Somalia ha padecido ya tres crisis importantes provocadas por sequías en años recientes, la de 2011, luego en 2017 y la actual. Aliyow está convencido de que esta última es ciertamente la peor.

Las personas desplazadas hacen fila en un sitio de desplazados en Dollow para recibir artículos de higiene que son distribuidos por asociados en la asistencia. La OIM y otros actores claves registran las nuevas llegadas a fin de asegurar que la asistencia les sea brindada a tantas personas como sea posible. Foto: OIM/Claudia Rosel

“La diferencia entre estas sequías y las anteriores es que las anteriores solían dejar algo en pie. En cambio esta no ha perdonado ni a humanos ni a animales”, dice.

En 2011, el mundo fracasó en la tarea de ofrecer respuesta oportuna a la sequía extrema que se llevó las vidas de 260.000 personas, la mayor parte de ellos menores. Los habitantes de Somalia aún recuerdan con horror esos años en los que la comunidad humanitaria no actuó con la debida celeridad, aún cuando las advertencias de que así debía hacerse eran más que evidentes. Los gobiernos y organismos adoptaron  un enfoque diferente en la respuesta a la sequía de 2017 y quedó evidenciado que una gran catástrofe podría evitarse si hay una respuesta colectiva y si la asistencia es aumentada con mayor rapidez.

Entre los kits de higiene que las comunidades reciben, hay bidones tipo jerry que servirán para que las personas puedan acarrear y almacenar agua. Foto: OIM/Claudia Rosel

Las necesidades aumentarán mientras el calentamiento global se intensifica

A pesar de ser África uno de los continentes que menos contribuye con la emisión de gases de invernadero en todo el mundo, los efectos que el cambio climático está teniendo sobre su población son verdaderamente devastadores. Entre tales poblaciones, los pastores y granjeros de Somalia – que representan un alto porcentaje de la población de ese país – están sufriendo algunas de las peores consecuencias de la crisis climática.

Los prolongados períodos de sequía, las inundaciones repentinas, las precipitaciones erráticas y los ciclones, combinados con la deforestación, el sobrepastoreo, la erosión del suelo y la desertificación están haciendo que la supervivencia de las comunidades que dependen de los recursos naturales se vuelva más y más difícil año tras año.

Muchos somalíes han tenido que renunciar a su estilo de vida nómade. “Los estilos de vida que han existido por cientos de años se han perdido ahora para siempre”, dijo Abdelazim. “La mayor parte de las personas desplazadas fueron pastores que vivían de la tierra y de sus camellos. Todo eso ha desaparecido”.

Rahma Ali, de 28 años, llegó a Dollow desde la zona rural de Somalia junto a su hermana y a sus hijos a la búsqueda de asistencia humanitaria: “Hoy no tenemos un lugar donde dormir”. Como la mayor parte de las personas desplazadas, Rahma llegó casi sin pertenencias. Foto: OIM/Claudia Rosel

Otra crisis está desarrollándose mientras los embates climáticos se intensifican. De acuerdo con el informe publicado recientemente por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (PICC), las temperaturas cada vez más altas ponen en peligro el camino hacia la paz en Somalia, perpetuando la pobreza, generando conflictos por los escasos recursos disponibles e impulsando el desplazamiento.

El acceso reducido al agua y a los recursos naturales está aumentando los conflictos violentos. En febrero de este año al menos 15 personas perdieron la vida en enfrentamientos armados entre grupos que se disputaban tierras de pastoreo en la Región de Sool en Somalia.

La OIM está apoyando a las comunidades para mitigar los peligros naturales y la degradación medioambiental. Las iniciativas implementadas por la OIM tienen como objetivo el desarrollo de la resiliencia de las personas y la salvaguarda de los medios de subsistencia a fin de asegurar que las comunidades puedan trabajar juntas para adaptarse a un mundo cada vez más caliente.

Las comunidades en el Cuerno de África que viven en las primeras líneas del cambio climático son el rostro humano de la crisis climática. Debemos sanar a nuestro planeta y emprender una acción a nivel mundial para evitar que los más vulnerables paguen ese precio tan alto. El mundo debe trabajar en conjunto para proteger la vida.

Una mujer construye su albergue temporal en Dollow tras su llegada al sitio. Como muchos otros que están en su misma situación, tiene que construir su albergue con materiales que encuentra en la zona. Foto: OIM/Claudia Rosel

Texto escrito por Claudia Rosel, Oficial de Prensa de la OIM Somalia. Para más información por favor contactar con: cbarrios@iom.int

La respuesta de la OIM a la sequía en Somalia es posible gracias a los fondos generosamente aportados por la Unión Europea, por el Ministerio de Relaciones Exteriores del  Commonwealth y de Desarrollo del Reino Unido, el Gobierno de Japón, la Oficina de Asistencia Humanitaria (BHA) de USAID, y el Fondo Central de Respuesta a Emergencias de Naciones Unidas (CERF).

Para conocer más acerca de la respuesta a la sequía de parte de la OIM Somalia por favor descargar la más reciente  Respuesta a la Situación de Sequía (Enero – Marzo 2022).

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