Trabajadores sociales con gran vocación fomentan la participación de los menores en una variedad de actividades recreativas en el centro para las víctimas de trata, promoviendo un entorno seguro. Foto: OIM/Alexander Bee

Zinder, Níger – En medio de los áridos paisajes de Zinder, zona centro-este de Níger, Zara*, de 11 años, vive una historia de resiliencia y transformación. Su viaje de regreso a su hogar es una luz de esperanza en la larga lucha  contra la trata de menores.

"Mi madre me había enviado a Argelia a buscar empleo junto a un grupo de adultos y menores. Fuimos interceptados durante el viaje. Tuve miedo y pensé que nos iban a arrestar, que íbamos a ser secuestrados y luego nos harían daño. Lloré mucho”, relata Zara con voz temblorosa por el recuerdo que evoca.

La madre de Zara, Soukeyna*, había enviado a su hija a otro país presa de la desesperación. “La hice viajar a Argelia para ver si al menos podía ganar algo de dinero haciendo tareas domésticas y ayudarnos con nuestras necesidades, ya que apenas si teníamos para comer”, explica Soukeyna, con los ojos llorosos por la carga de tener que soportar tantas dificultades.

De acuerdo con un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), más de la mitad de los niños y niñas víctimas de trata denunciaron la participación de amigos o familiares al momento de sufrir el delito, en especial en aquellos lugares en donde la extrema pobreza es moneda corriente.  

Kantche, la ciudad natal de Zara en la región de Zinder, es una zona proclive a la migración, entre otras razones porque migrar es una tradición que ha existido por mucho tiempo; las oportunidades socioeconómicas son limitadas; y hay una gran cantidad de familias numerosas. Muchos jóvenes de la región son presionados para buscar oportunidades económicas en el exterior. En esta dura realidad, niños y niñas como Zara a menudo son víctimas de tratantes, embarcándose en peligrosos viajes que terminan en explotación y sufrimiento.

Ramatou Laouali, Asistente de Protección de la OIM en Zinder, arroja luz sobre estas circunstancias tan oscuras. “El contexto cultural y las dificultades económicas que las familias deben enfrentar presionan a las madres, que terminan enviando a sus hijos e hijas a buscar oportunidades en otros lugares. Creen  que encontrando trabajo como ayudantes domésticas en otras ciudades o países van a poder enviar dinero de regreso a casa para ayudar a la familia”.

Sin embargo, con frecuencia la realidad está muy alejada de esos sueños. “Estos niños y niñas, que son enviados hacia lo desconocido, son abandonados y quedan expuestos a las implacables redes de tratantes. Muchos son obligados a pedir limosna o empujados al horroroso mundo de la prostitución. En tal sentido, son las niñas las que corren mayor peligro, en tanto que los niños enfrentan amenazas de ser víctimas de explotación laboral. En algunos lugares incluso se los cubre con una sustancia pegajosa que atrae a las moscas, creando la ilusión de alguna enfermedad severa para generar empatía y conseguir limosnas”, agrega Ramatou.

La historia de Zara se tiñó de esperanza cuando se dio cuenta que la gente que los había interceptado en realidad los estaba llevando a un lugar más seguro. “Cuando llegamos al centro, me cuidaron muy bien. El centro era un lugar agradable, comí bien, pude saciar mi sed y allí había columpios en los que pudimos jugar”, dice Zara, mostrando el brillo de su sonrisa tras su expresión sombría.

En Níger, el centro para víctimas de trata que fue inaugurado en julio de 2019 y es gestionado por la Agencia Nacional de Lucha contra la Trata de Personas y la Migración Ilícita (ANLTP) con apoyo de la OIM. Este centro se ha convertido en un santuario para sobrevivientes como Zara, ya que les ofrece protección, asistencia y la posibilidad de reintegrarse a sus comunidades.

Se han establecido programas de mentoreo y tutorías para asistir a los menores de modo que tengan un mejor desempeño escolar. Foto: OIM/Alexander Bee

Alhassane Hamidou, a cargo del Departamento de Comunicaciones y Relaciones Públicas de la ANLTP, destaca el compromiso de Níger. “Mediante el establecimiento de estructuras dentro de un marco legal  para luchar contra la trata, incluyendo la creación de la Agencia Nacional de Lucha contra la Trata de Personas, Níger ha demostrado su compromiso con la protección de las personas vulnerables y con procurar justicia para las personas sobrevivientes”.

En el centro se brindan diferentes tipos de apoyo. A su llegada, las personas son registradas y entrevistadas a fin de que puedan decir cuáles son sus necesidades específicas. Trabajadores sociales, muy comprometidos con su tarea, garantizan que los servicios vitales, entre ellos la asistencia médica y legal, lleguen a las personas migrantes, sin descuidar ningún aspecto vinculado a la sanación y la recuperación.

Niños y niñas representan casi un sesenta por ciento de la población del centro, donde encuentran refugio y la chance de sanar antes de reunirse con sus familias. Actividades interesantes, como sesiones de lectura, juegos de estimulación y deportes brindan a estas jóvenes almas momentos de alivio, permitiéndoles redescubrir la alegría y la inocencia que les fueron arrebatadas.

"Las personas que llegan a este centro se encuentran muy estresadas y estas actividades les permiten recuperar la normalidad en sus vidas y las ayuda a olvidar todo lo que han padecido a lo largo del camino”, dice Alhassane Maiga, persona encargada de gestionar el centro.

Un trabajador social brinda asistencia y cuidados a un niño en el centro para víctimas de trata. Foto: OIM/Alexander Bee

A través de la Iniciativa COMPASS, que cuenta con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores de Países Bajos, la OIM ha ayudado a fortalecer la capacidad del personal de la ANLTP en el centro. Por medio de programas integrales de formación se ha logrado desarrollar sus capacidades para cuidar a sobrevivientes del delito de trata y gestionar el centro con eficiencia. Adicionalmente, la OIM contribuye activamente con las operaciones del centro, garantizando que sea los más sencillo posible acceder a recursos esenciales como alimentos, asistencia médica y artículos no alimentarios.

El apoyo va mucho más allá de los muros del centro. “Nos entregaron bolsas con maíz, frijoles, arroz,  spaghetti, cubos de caldo de pollo y sal – asistencia alimentaria y ropa para mi hija. Si tuviera que hacerlo otra vez, no lo haría. Nunca volvería a enviar a mi hija”, admite Soukeyna, muy agradecida por la ayuda que ha cambiado sus vidas.

Asimismo, Soukeyna recibió un micro-crédito que le permitió sostenerse a sí misma y paliar las necesidades de su familia. Los trabajadores sociales de la ANLTP y de la OIM también tienen un rol fundamental en cuanto a reunir a las familias. Una vez que retornaron a sus comunidades de origen, los sobrevivientes y sus familias acceden a apoyo holístico para abordar las causas de origen que los impulsaron a migrar en primer lugar. A los padres se les brinda ayuda para que puedan desarrollar actividades económicas sostenibles, reduciendo la necesidad de enviar a sus hijos a lugares extraños, mientras los menores acceden a educación recibiendo materiales como lápices, bolígrafos y ropa.

"Estoy feliz de estar de regreso en la escuela. Estoy haciendo el curso para pasar de nivel, y allí aprendemos a escribir, leer y estudiamos ética. ¡De hecho esa es mi materia favorita!”, exclama Zara con un brillo especial de esperanza renovada en sus ojos.

Desde 2021, la Iniciativa COMPASS ha sido una cuerda salvavidas para más de 70.000 migrantes en todo el mundo. Tan solo en 2023, el centro para víctimas de trata ha brindado asistencia crucial a 81 personas, entre ellas 50 chicos y 31 chicas. Por medio de estos esfuerzos, los menores como Zara tienen la chance de recuperar sus infancias y pensar en un futuro libre del flagelo de la trata.

*Los nombres han sido cambiados para proteger sus identidades.

Historia escrita por Alexander Bee (consultor de la OIM Níger) y editada por Aissatou Sy, Oficial de Información Pública en la OIM Níger.

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