Gatumba, 11 Nov 2021 - Mientras los líderes mundiales se reúnen en Escocia con motivo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26), las poblaciones desplazadas en Burundi están desesperadas por recibir ayuda – no dentro de cinco o diez años sino inmediatamente. 

Los 12 millones de habitantes de este país están ya padeciendo las consecuencias de la devastación provocada por los desastres naturales como inundaciones, aludes y terremotos que tienen lugar en esta pequeña nación sin litoral. Los mencionados desastres representan el 85 % de los desplazamientos internos en Burundi. Cerca de la capital, Bujumbura, tan solo en la región de Gatumba hay 50.000 personas que actualmente se encuentran desplazadas por las inundaciones que se han vuelto más frecuentes e intensas debido al cambio climático.

Triffonie, viuda de 28 años y madre de dos hijos, recuerda aquella noche en la que el agua de la inundación comenzó a entrar a su casa. “Fue una noche muy anormal, estábamos durmiendo. Nadie sabía qué era lo que iba a ocurrir [después]”, relata. “Escuchamos mucho ruido en la calle; silbidos de alarma, golpes de cacerolas, latas y tambores, era la primera vez que yo escuchaba todo tanto estruendo en altas horas de la noche”.

Las copiosas lluvias que habían caído en la región provocaron un aumento del nivel de las aguas. Triffonie despertó a su hijos y corrió hacia afuera hacia la casa de sus vecinos pero de repente pudo ver cómo varias de ellas estaban colapsando; la misma suerte correrían otras viviendas. Lo que alguna vez había sido un lugar seguro para la familia de Triffonie ahora se había convertido en una trampa mortal. 

Desde esa terrible noche en el mes de mayo, Triffonie, sus dos hijos, y otras 52.000 personas afectadas por las inundaciones en Gatumba vieron cómo sus vidas cambiaban. El Lago Tanganica había excedido su caudal por las torrenciales precipitaciones. Otras inundaciones similares barrieron con aproximadamente 10.000 hogares en Gatumba en la primavera de 2020. Tres de las 14 escuelas del distrito sufrieron daños graves y por ello tuvieron que cerrar sus puertas. 

Eventualmente la casa de Triffonie también se desplomó y ella y sus hijos se quedaron en la calle. 

Desde 2018, 445 desastres en Burundi afectaron a casi 270.000 personas, de las cuales unas 100.000 eran personas desplazadas. La Matriz de Seguimiento de Desplazamiento de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha registrado la sorprendente cifra de 168 situaciones de desastres naturales desde el año 2020 – incluyendo lluvias torrenciales, inundaciones, aludes, tormentas de granizo y fuertes vientos. 

Los expertos pronostican un potencial aumento de las precipitaciones en las regiones occidentales de Burundi, las cuales drenan en el Lago Tanganica, indicando que la situación podría llegar a empeorar en los meses venideros para las poblaciones vulnerables que viven a lo largo de la costa del lago y de los ríos que desaguan en el mismo. 

“Yo tenía un techo sobre mi cabeza. Como granjera podía mantenerme a mí misma y a mi familia pero una noche lo perdí todo. Ahora vivo en un albergue de emergencia sin saber de dónde va a venir mi próxima comida”, explica Triffonie.

Severa Bigirmana está casada, tiene 46 años y cinco hijos, y también se ha visto desplazada por las inundaciones ocurridas en mayo. “Las aguas inundaron nuestro lugar. Tuvimos que irnos, dejar nuestra casa y alquilar otra en un vecindario que no se había inundado”, recuerda Severa.

“Pero más tarde ese mismo mes, ocurrieron grandes inundaciones que destruyeron todo lo que teníamos – nuestra casa, la casa que alquilábamos, nuestros campos, nuestras cosechas. Yo antes era granjera pero ahora no puedo trabajar porque mis campos se inundaron y las cosechas terminaron destruidas”. 

Severa es una madre desplazada que actualmente está albergada en el sitio de desplazamiento de Sobel en Maramvya, Provincia de Bujumbura. Vive separada de sus cinco hijos para asegurarse de que ellos puedan seguir concurriendo a la escuela. Foto: OIM 2021/Triffin Ntore

Más del 90 % de la población de Burundi se sostiene gracias a la agricultura de subsistencia. Miles han perdido sus cosechas por desastres naturales, que han puesto en peligro sus medios de subsistencia y los han expuesto a una vulnerabilidad extrema. Los futuros desastres recurrentes que sobrevendrán van a exacerbar una situación cuya marca distintiva es la gran presión que ya existe sobre los medios de subsistencia.  

En las personas más vulnerables, los desastres climáticos crean preocupaciones en materia de protección

Para personas como Triffonie y Severa, que lo perdieron todo en tan sólo algunos minutos, el agua, los albergues y los alimentos se han convertido en algo primordial. Muchos ya han tenido que exponerse a grandes riesgos a diario para poder sobrevivir. 

Severa tomó la difícil decisión de vivir lejos de sus hijos para que no tuvieran que soportar las malas condiciones en el sitio de desplazamiento. “Vivo con mi marido, estamos separados de nuestros hijos. Encontramos albergue para ellos en un vecindario que no se inundó y de ese modo ellos podrán seguir concurriendo a la escuela”.

Algunos de los menores afectados por las inundaciones no han sido tan afortunados como ellos. Sin poder alimentar a sus familias ni darles lo básico, muchas de las personas desplazadas se encuentran en una situación precaria en la que se ven forzadas a enviar a sus hijos e hijas a la escuela para que allí al menos tengan un techo sobre sus cabezas y un plato de comida. La mayor parte de los menores son enviados a trabajar para amigos, vecinos u otros miembros de la familia y como contraprestación esos menores reciben un alimento y un lugar donde dormir.

“La forma más común de explotación que vemos en este contexto es el trabajo forzoso”, explica Grace Kaze Diane, Funcionaria de Protección de la Unidad de Protección y Asistencia a Migrantes en la OIM Burundi.

La inseguridad alimentaria a menudo aumenta la vulnerabilidad de los afectados, predisponiéndolos a explotación sexual. Los actores humanitarios que trabajan en sitios de desplazamiento en Burundi o en las comunidades afectadas por o a consecuencia de los desastres han informado sobre un aumento en la violencia basada en género (GBV por su sigla en inglés), de la explotación y del abuso a consecuencia de los limitados recursos. 

Las mujeres y las jóvenes deben enfrentar el peligro de sufrir acoso o son abusadas sexualmente cuando van a buscar leña o agua. La falta de espacio privado en sitios de desplazamiento puede también acarrear trauma psicológico a los menores. Burundi es testigo de una cantidad cada vez mayor de personas que viven en comunidades que ya están empobrecidas, con necesidad de acceder a asistencia por desastres, haciendo que la inclusión de la protección en las agendas púbicas sea cada vez más importante. La protección sigue siendo un aspecto sumamente importante de los esfuerzos humanitarios. Las personas internamente desplazadas junto a los refugiados y personas apátridas se encuentran en la primera línea de la emergencia climática.

Esperance, una de las sobrevivientes a las inundaciones en Gatumba (Provincia Rural de Bujumbura) posa para una foto con su bebé en la espalda. Foto: OIM 2021/Armel Nkunzimana

En respuesta a esto, la OIM Burundi está trabajando con el gobierno y asociados para entregar agua apta para el consumo, servicios de saneamiento e higiene, albergues, alimentos y otros artículos no alimentarios, kits de higiene íntima femenina a mujeres y jóvenes, asesoramiento psicosocial, dinero en efectivo y capacitaciones sobre inclusión financiera y emprendimientos, entre otros servicios.

La OIM Burundi ha derivado a más de 4.500 menores para que accedan a asistencia de protección, ha construido 275 estructuras para albergues y 16 hangares (que pueden alojar a 302 familias) y ha entregado más de 800 kits de artículos no alimentarios desde noviembre de 2020. También ha distribuido asistencia financiera por medio de un programa de apoyo a alquileres que ha servido para que 1.576 familias puedan reubicarse temporalmente en zonas más seguras, gracias a fondos aportados por el Fondo Central para la Acción en casos de Emergencias (CERF) y por la Unión Europea (UE).

Junto a estos esfuerzos que se focalizan en la protección, la OIM Burundi y Oxfam están implementando conjuntamente el más completo proyecto de reducción de riesgos de desastres (DRR), financiado por la UE. El DRR y los equipos de protección de la OIM Burundi están trabajando juntos para asegurar que sus actividades coincidan y se complementen. 

Gatumba se vio particularmente afectada por inundaciones provocadas por las lluvias que cayeron en las primaveras de 2020 y 2021. Foto: OCHA 2020/Lauriane Wolfe 

“Los efectos adversos del cambio climático han intensificado la frecuencia y la severidad de desastres de inicio repentino y de inicio lento, como las inundaciones en Burundi. Estas inundaciones desplazan a miles de personas cada vez que ocurren, devastando los medios de subsistencia y creando amenazas directas para su seguridad”, explica el Director Regional de la OIM para África Oriental y el Cuerno de África, Mohammed Abdiker. “Los menores y en especial las jóvenes, son más vulnerables en estas condiciones. Por consiguiente, cualquier gestión de la migración o acción sobre cambio climático debe incluir enfoques basados en los derechos humanos, sensibles a las cuestiones de la infancia y que brinden respuestas en materia de género”.

Mientras los líderes mundiales tratan de allanar el camino para la acción climática futura en la COP26, se necesitan ya soluciones para las personas desplazadas más vulnerables de Burundi. Se necesitan aún 16,5 millones de dólares EEUU para poder entregar albergues, incluir la cuestión de la protección en las agendas públicas, poder brindar apoyo en materia de salud mental y otros tipos de apoyo esencial a más de 130.000 personas desplazadas actualmente en todo el país. 

Hasta que el mundo no le preste atención a personas como Triffonie y Severa, y a sus hijos, ellos y otros miles seguirán sufriendo las consecuencias ya palpables del cambio climático.


Esta historia ha sido escrita por Lauriane Marie Wolfe y Armel Nkunzimana de la OIM Burundi, Correo electrónico: IOMBurundiPDSU@iom.int, y Amber Christino, Funcionaria de Prensa de la Oficina Regional de la OIM para África Oriental y el Cuerno de África, Correo electrónico: achristino@iom.int. 

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