Anuara nació con un problema congénito en las extremidades, pero hace un gran esfuerzo para triunfar en los desafíos cotidianos. Foto: OIM/Mónica Chiriac

Anuara, de veintiséis años, nació con un defecto congénito en las extremidades. Sin embargo, ello no impidió que esta madre soltera haga las tareas del hogar, se desplace por el campamento y cuide a su pequeño hijo de dos años. “He usado mis manos para caminar toda mi vida”, explica Anaura. Pero, aun así, desde el inicio de la COVID-19, ella depende cada vez más de sus vecinos para hacer los mandados.

Anaura está entre los 59 refugiados rohingya con discapacidades que recibirán dispositivos de asistencia en las próximas semanas. “Yo espero que la silla de ruedas tenga la altura adecuada para mí, para poder sentarme yo misma”, dice. La mayor parte de las personas con discapacidades que viven en los campamentos las han sufrido toda su vida, pero nunca han sido propietarias de aparatos de asistencia que facilitan las tareas cotidianas.

De conformidad con una reciente evaluación llevada a cabo por el Grupo de trabajo para edad y discapacidad y del Grupo de trabajo en materia de protección del equipo humanitario de País en Cox’s Bazar, de los cuales la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) es miembro, casi la mitad de las personas con discapacidades que viven en los campamentos no poseen dispositivos de asistencia ni han podido acceder a servicios de rehabilitación.

Los refugiados rohingya necesitan más apoyo para lograr un acceso significativo a los servicios básicos. La OIM intenta incluir en todos sus programas la asistencia que brinda a las personas con discapacidad, a fin de asegurar que las personas vulnerables reciban un apoyo, cuidados y tratamiento individualizado adecuados, sobre la base de sus necesidades.

Los equipos de la OIM visitan regularmente a quienes padecen discapacidades para asegurar que sus necesidades sean atendidas. Foto: OIM/Mónica Chiriac

Las restricciones a la movilidad relacionadas con la pandemia de COVID-19 aumentaron las preocupaciones acerca de la protección de los más vulnerables, y a la vez las desafiantes condiciones de vida con limitaciones al acceso y a la movilidad se han visto exacerbadas para los mayores y por ej. Mabia, de 73 años, puede dar fe de ello.

Junto a desafíos que saltan a la vista, Mabia padece también un terrible dolor de espalda que hace difícil que pueda recostarse. Actualmente duerme sobre una alfombra tirada en el piso, bajo el mismo techo junto a cuatro parientes. Uno de ellos es Amin, su sobrino de 24 años, quien hace tres años transportó a su abuela sobre sus espaldas durante tres días mientras escapaban del conflicto en Myanmar y se refugiaban en Bangladesh.

“Yo veo su sufrimiento y se me parte el corazón”, dice Amin. Muy pronto Mabia recibirá anteojos recetados y un colchón medico de aire, que esperan, logre aliviar un poco el dolor de espalda.

El año pasado (2019), un total de 132 refugiados rohingya con discapacidades en los campamentos de Teknaf recibieron dispositivos de asistencia, gracias a que la OIM se asoció con la Christian Blind Mission (CBM) y con el Centro de Discapacidades en Desarrollo (CDD), quienes aportaron su experiencia técnica evaluando las necesidades, compartiendo tutoriales acerca del uso y el mantenimiento y realizando visitas de seguimiento.

En el año 2017, Amin transportó a su abuela desde Myanmar a Bangladesh en un viaje de tres días de a pie. Foto: OIM/Mónica Chiriac

En semanas recientes, la OIM, CBM y el CDD llevaron a cabo varias actividades de divulgación a fin de identificar las necesidades de personas con discapacidades en los campamentos. Los equipos de Gestión y Protección de Sitios de la OIM identificaron luego las áreas dentro de los campamentos con acceso sencillo para personas con discapacidades, de modo que pudieran concurrir a la proyección por sus propios medios.

En los campamentos de Cox’s Bazar no hay suficiente infraestructura de agua, saneamiento e higiene (WASH) para todos para poder cubrir las necesidades de la comunidad, en particular las necesidades específicas de quienes padecen el mayor nivel de vulnerabilidad, tales como las mujeres, jóvenes, ancianos y personas con discapacidades. Teniendo eso presente, el equipo de servicios WASH y sus asociados regularmente introducen mejoras en las letrinas existentes o bien construyen otras nuevas, dependiendo de las necesidades de personas con discapacidades que residen en las zonas aledañas a tales estructuras.

Partiendo de experiencias anteriores, la OIM sigue fomentando la participación comunitaria de personas con discapacidades y asegura que tengan acceso adecuado a letrinas, puntos de distribución de alimentos, servicios sanitarios y caminos seguros en sus espacios prioritarios.

Este noviembre, Mabia (a la izquierda) y Nur (a la derecha) participaron en una proyección de la OIM para personas con discapacidades. Foto: OIM

Nur, de doce años, raras veces deja su casa puesto que no ve bien. Cuando oscurece no ve nada. Las pocas veces que se va de su casa, es asistida por sus dos hermanos menores, de 8 y 10 años. Su maestro a veces la visita en su casa para ayudarla a mantener al día sus tareas escolares, pero Nur querría concurrir a clases en la escuela y jugar con los niños y niñas de su misma edad.

“Un par de anteojos recetados marcarían una gran diferencia”, sostuvo su madre Anaura.

Un total de 75 personas, de entre 2 y 100 años, concurrieron a la proyección hasta el mes de noviembre. Mientras que 59 fueron seleccionadas para recibir dispositivos de asistencia, el resto fue derivado a asociados sanitarios para recibir apoyo más adecuado, desde fisioterapia hasta cirugía de cataratas. Las personas que necesitan acceder a dispositivos de asistencia recibirán sillas de ruedas, anteojos, bastones y audífonos.

Los equipos de la OIM y sus asociados brindan regularmente servicios sanitarios a personas con discapacidades. El equipo de cuidado de la salud es capacitado para identificar diferentes formas de discapacidades físicas o mentales y para ofrecer servicios de consulta en instalaciones sanitarias.

La madre de Nur quiere que su hija sea feliz y se sienta aceptada. Foto: OIM/Mónica Chiriac

Abdulsalam, de 70 años, y su esposa viven en los campamentos de Cox’s Bazar hace 25 años. Poco tiempo después de tener a su tercera hija, la capacidad auditiva de Abdulsalam comenzó a decaer. Actualmente apenas si puede oír y desde que comenzó la pandemia de COVID-19 y el uso de los tapabocas, no le ha sido fácil obviamente leer los labios y descifrar lo que la gente estaba intentando decirle.

La población de refugiados que actualmente reside en Cox’s Bazar cuenta con una demografía diversificada, la cual es la piedra angular de la cohesión social y de la resolución de conflictos entre las comunidades. Las personas mayores como Abdusalam, tienen un rol clave en la dinámica de la sociedad y con su apoyo la OIM promueve y fortalece la participación y la comunicación comunitaria entre los refugiados y las comunidades de acogida.

“Él no puede oír el llamado a orar y no puede participar en ninguna de las discusiones comunitarias”, dice su esposa Rehema. “Se siente excluido”. Hasta no recibir su audífono, Abdulsalam depende de su esposa quien lo apoya e interpreta para él.

Estos dispositivos tan esperados llegarán a los campamentos y serán distribuidos a quienes los necesiten a finales de este mes, con apoyo técnico de parte de CBM. Una sesión orientativa para explicar cómo usar y cuidar los dispositivos será organizada por los asociados, en especial para aquellos que recibirán una silla de ruedas.

Este año, la oficina de la OIM en Cox’s Bazar tuvo el orgullo de firmar un Memorando de Entendimiento (MoU) con CBM. “Cuando los recursos escasean y los proveedores de servicios de rehabilitación no pueden prestar servicio a todos los campamentos, tales iniciativas son vitales”, explicó Vivekkumar Singh, Consejero de Inclusión Humanitaria por Discapacidad en CBM y Presidente Interino del Grupo nacional de trabajo en discapacidad del equipo humanitario.

La madre de Nur quiere que su hija sea feliz y se sienta aceptada. Foto: OIM/Mónica Chiriac

Cuando Jafor, de 12 años y su familia huyeron de Myanmar en 2017, su tío tuvo que transportarlo a lo largo de todo el viaje rumbo a Bangladesh. Su madre solamente recuerda que tuvo una fiebre horrenda a los seis años, la cual lo dejó con un problema de movilidad en su pierna izquierda. A medida que su visión empeoraba progresivamente, eventualmente se dieron cuenta que su ojo izquierdo también se había visto afectado.

La restauración de la dignidad y de la protección para todos los refugiados requiere comprender sus necesidades a nivel individual. Los traumas del pasado son abordados con regularidad por la OIM a través de su programa de Salud Mental y Apoyo Psicosocial, el cual continúa invirtiendo en apoyo clínico y de divulgación para la población de refugiados en su totalidad.

Jafor siente como si no encajara. Los niños a veces son malos con él en la escuela y la ruta desde su casa hasta la escuela le insume unos 30 minutos, cuando en realidad lo normal debería ser 10. Jafor está convencido de que su nuevo bastón para caminar y sus anteojos le ayudarán a recuperar su independencia. Durante su examen ocular, Jafor pudo ver claramente por primera vez en años. Esto le dio esperanza en cuanto a que su madre ya no tendría que leerle sus lecciones en voz alta en el futuro.

“Simplemente me quiero sentir normal y poder hacer todo lo que los demás hacen”, explica.

La madre de Jafor, Gulbanu, actualmente tiene que leer en voz alta las lecciones para su hijo. Foto: OIM/Mónica Chiriac

Para el Día Internacional de las Personas con Discapacidades, la OIM reafirma su compromiso en cuanto a asegurar que los más vulnerables puedan acceder a todo tipo de servicios humanitarios, y continúa modificando sus programas para hacerlos más inclusivos.

La asistencia de la OIM para personas con discapacidades en Cox’s Bazar es posible gracias al apoyo de la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO), el Departamento de Asuntos Exteriores y Comercio de Australia (DFAT), y la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado de los Estados Unidos.


Para más información por favor contactar a Mónica Chiriac, Tel: +880 1880 084 048, Email: mchiriac@iom.int.