Ucrania, 29 de junio de 2022 – Cuatro meses de intensa guerra han implicado una carga enorme sobre la salud mental de las personas en Ucrania, pero esas mismas personas están pasando de sentimientos de dolor y angustia a un nivel de resiliencia y adaptabilidad cada vez mayor, el cual les allana el camino hacia la recuperación.
Reacciones normales a situaciones anormales
“Cuando la guerra comenzó las personas se encontraban en estado crítico. En un determinado momento, no podían ni dormir ni comer por días, teniendo que ocultarse en los sótanos; tenían que soportar largos y difíciles viajes a la búsqueda de seguridad, completamente agotadas, tanto física como emocionalmente”, explica Olha, psicólogo de la clínica médica móvil de la OIM en Lviv. “En medio de todo este caos, las personas no tenían la capacidad de procesar todo aquello que estaban viviendo”.
Cuando los primeros trenes de evacuación llegaron a Lviv en febrero, Olha les brindó primeros auxilios psicológicos a los recién llegados. Pudo ver que había temor, ansiedad, enojo y apatía en el grupo – una gama compleja de emociones y de reacciones psicológicas que muy pronto se convirtió en la norma en la atestada estación ferroviaria y en el centro humanitario instalado en el Estadio Arena-Lviv.
Las personas manejaron de diferentes maneras el estrés y la ansiedad sin precedentes que padecieron, para poder enfrentar los nuevos desafíos, apoyar a los miembros de sus familias o simplemente sobrevivir. Por lo general los ucranianos han sido renuentes a buscar ayuda psicológica y millones han tenido que procesar por sí mismos lo que estaban sintiendo. Para ayudar a aliviar la carga del estrés, desde el mes de abril las clínicas móviles de la OIM han estado brindándoles a las personas en la Región de Lviv servicios sanitarios y apoyo psicosocial y de salud mental (MHPSS).
“Puede que provengamos de entornos diferentes, pero lo que nos ha reunido ha sido el desplazamiento y la guerra. Estamos aquí para explicar ciertas técnicas que pueden ayudar a reducir su nivel de estrés y de ansiedad y a cuidar su bienestar mental. Si ustedes pueden llegar a cuidarse, entonces podrán también cuidar a sus seres queridos”– con estas palabras los psicólogos comienzan una sesión psico-educativa cerca del centro para personas desplazadas internamente (IDP) en Yavoriv en junio.
Los psicólogos que trabajan con el Hospital Sheptytskii, asociado de la OIM en la implementación, ahora llevan a cabo con regularidad consejería individual, familiar y grupal con menores, adolescentes, parejas, hombres, mujeres y personas mayores, entre los desplazados internamente y las comunidades de acogida. Durante las sesiones grupales de consejería, las personas comentan cómo enfrentan el estrés y comprenden de qué forma la salud mental y física están interconectadas, con el objetivo de aliviar sus reacciones. Se atienden consultas en un espacio seguro, confidencial y cómodo en los centros para personas desplazadas o en las clínicas móviles con las que cuenta la OIM.
La línea de emergencia para apoyo emocional de la OIM también funciona 24/7 para brindar apoyo a las personas en Ucrania. Desde el 24 de febrero la línea de ayuda ha sido ampliada con otros 30 psicólogos que atienden más de 2.800 consultas en inglés, ucraniano y ruso.
“Estábamos muy asustados. Logramos sobrevivir a los bombardeos, pero nuestro hijo está en el ejército. Ahora miro las noticias y me preocupo constantemente. Decidí pedir ayuda psicológica porque estoy atravesando un alto nivel de estrés”, dice Tetiana de 63 años durante a una sesión grupal de consejería en la clínica médica móvil de la OIM en Lviv.
La resiliencia allana nuevos caminos
Tras haber encontrado un lugar seguro en el cual quedarse y asegurarse de que sus necesidades básicas iban a estar cubiertas, hay otra ola de sensaciones que pesa sobre las personas: la nostalgia por el pasado que se ha ido y la incertidumbre sobre el futuro. Intentando adaptarse a una nueva realidad y viviendo en el presente, las personas han comenzado a desarrollar singulares estrategias de resiliencia para poder enfrentar lo que les ocurre y que con frecuencia les permiten recuperarse.
“Una vez una niña de 13 años cuya casa había sido destruida me mostró su juego móvil favorito, en el que uno podía diseñar y decorar una casa”, recuerda Olha. “Por medio de este juego el niño o niña que había perdido su casa encontraba una manera especial de procesar sus emociones creando un nuevo hogar, que por ahora era solamente virtual”.
Las intervenciones basadas en el arte y los juegos empoderan a los menores que luchan para poder encontrar las palabras adecuadas que expresen lo que sienten. Incluso algunos de ellos necesitan el apoyo psicológico porque a pesar de ser muy jóvenes, han sido testigos de los horrores de la guerra y han sido desarraigados de su entorno social habitual.
“Muchos menores dibujan tanques, armas, granadas. Han aprendido mucho sobre la guerra, en parte a través de la TV o por el relato de sus propias familias, y siendo tan jóvenes. Pueden dibujar hasta el último detalle de cómo se lanza un misil”, explica Olha.
Un sentimiento que se repite una y otra vez y que los psicólogos de la OIM intentan aliviar es el de soledad. Muchas familias en Ucrania han sido separadas por la guerra, a veces físicamente de los cónyuges que quedaron en Ucrania, otras veces emocionalmente, divididos por diferentes puntos de vistas o creencias.
“Incluso mucho antes de la guerra, vimos un montón de noticias deprimentes, pero mi familia decía que yo estaba exagerando. No me comprendieron, y eso me hizo sentir en completa soledad. Pero una vez que la guerra comenzó, nuestra familia se unió y nos brindamos mutuo apoyo de todas las maneras posibles”, dice un residente local en la Región de Lviv tras haber asistido a una consulta psicológica.
Mientras Ucrania es testigo de su segunda ola de desplazamiento interno en los últimos ocho años, hay muchas personas que ya saben muy bien qué significa tener que comenzar nuevamente desde cero.
“Las personas que ahora están atravesando un segundo desplazamiento son las que se negaron a darse por vencidas y optaron por ayudar como voluntarios y por dar aliento a otros para que tampoco se den por vencidos”, explica Olha.
No hay una receta aplicable a todas las personas pero lo que puede ayudar a los recién llegados es un cambio de perspectiva. Las comunidades de acogida rechazan ver a los que acaban de llegar como víctimas y en su lugar intentan empoderarlos en la medida de lo posible, identificando oportunidades para el crecimiento, ofreciéndose como voluntarios o creando nuevas rutinas.
“Todo dependerá de la actitud de cada uno. Antes teníamos un círculo familiar muy estrecho, que ahora se ha ampliado. Encontramos nuevas cosas para hacer cada día: caminamos hacia el lago, vamos a la iglesia, ayudamos a los demás”, explica una pareja de Kharkiv, que ahora convive junto a otras 80 personas desplazadas internamente en la escuela de deportes de la Región de Lviv.
Las actividades de MHPSS de la OIM en Ucrania son posibles gracias al apoyo de la Unión Europea, de la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado de los Estados Unidos y de los Gobiernos de Canadá y de Japón.
Si usted hubiera sido afectado por la guerra y necesitara apoyo, por favor no deje de comunicarse con la Línea de Emergencia para Apoyo Emocional de la OIM.
*Los nombres han sido cambiado a fin de garantizar la confidencialidad.
Historia escrita por Alisa Kyrpychova de la OIM Ucrania