Bentiu, 10 de octubre de 2022– Desde que el conflicto estalló en 2013 entre el gobierno y fuerzas de oposición en Sudán del Sur, miles de personas desplazadas internas (PDI) están viviendo en los Sitios para Protección de Civiles (PoC) en el país.

Robert es una de ellas. Antes del conflicto tenía una vida feliz en Tong, una aldea en el Condado de Rubkona al norte de Sudán del Sur. Junto a su esposa Nyakuola, esta persona de 52 años araba los campos y criaba ganado para alimentar a su familia.

A principios de 2014, los enfrentamientos se extendieron a la aldea de Robert y, al igual que miles de personas en Sudán del Sur, él y su familia tuvieron que dejar sus hogares para escapar de la violencia.

Se refugiaron en el anterior Sitio para Civiles de las Naciones Unidas en Bentiu, que ahora es un campamento para personas desplazadas internas y aloja a más de 112.000 personas.

Luego ocurrió otra tragedia. Robert y seis de sus amigos fueron alcanzados por una granada de mano mientras quemaban leña para fabricar carbón.

“Tuve mucha suerte porque sobreviví, pero mi amigo falleció al instante”, recuerda.

Los efectos de la explosión tuvieron un efecto duradero sobre él, puesto que perdió la visión en ambos ojos.  

En los meses posteriores al ataque, su esposa Nyakuola se quedó a su lado y apoyó a la familia.

“Pero luego mi esposa empezó a comportarse de un modo que yo no comprendía. Estaba agresiva y no escuchaba a nadie”, explica Robert.

“No podía soportar el pensar que yo estaba ciego y que ella se encontraba en ese estado mental. Pasé largas noches sin poder dormir y sentí que mi vida ya no tenía sentido. Esto empezó a afectar mi salud mental también”.

Un movilizador comunitario que trabaja en el equipo de apoyo de salud mental y psicosocial (MHPSS) de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) se enteró de la situación de Nyakuola y coordinó una consulta con el consejero en MHPSS, quien de inmediato la derivó para que accediera a servicios especializados y a tratamiento en un hospital cercano.

El consejero le brindó a Robert herramientas para el manejo del estrés y técnicas para enfrentar el problema. El consejero también se aseguró de que Nyakuola tomara la medicación siguiendo las indicaciones recibidas en el hospital.

Por medio de este apoyo, poco a poco Nyakuola empezó a recuperarse.

“Después de la consulta médica y el tratamiento, me sentí muy feliz de ver cómo ella iba mejorando y ahora, como ustedes mismos pueden verlo, ya se está manejando por sus propios medios”, dice él, sonriendo.

Robert y su esposa en el centro de apoyo psicosocial de la OIM en el campamento de personas desplazadas internamente de Bentiu. Foto: OIM/Jale Richard

“Estoy feliz de estar con vida a pesar del ataque y poder seguir hablándoles a mis hijos. Y ahora su madre se encuentra bien también”.

Robert y su esposa no están solos en la tarea de confrontarse a sus problemas de salud mental, ya que esta situación es bastante común entre las poblaciones desplazadas en Sudán del Sur.

Mary tiene 46 años y es madre de cinco hijos.

Perdió a tres integrantes de su familia por muerte natural y, debido a las duras condiciones de vida en el campamento, desarrolló también una condición de salud mental.

Mientras las lágrimas caen por sus mejillas, ella recuerda:

“Perdí a tres miembros de mi familia, mi esposo enfermó y, debido a la situación tan desafiante en el campamento, no pude manejarlo todo. Sentí que estaba enloqueciendo”.

Mary recibió asesoramiento y apoyo de parte del equipo de apoyo psicosocial y de salud mental (MHPSS) en Bentiu. Foto: OIM/Jale Richard

Ella recibió apoyo de parte de los consejeros de la OIM que trabajan en la comunidad y luego fue derivada a un hospital en el que accedió a tratamiento. Ahora Mary forma parte de un grupo de apoyo a mujeres en el que se habla sobre los desafíos cotidianos y las mejores herramientas para confrontarlos.

“La vida que llevo ahora ha sido posible gracias al apoyo de parte de los consejeros de la OIM”, dice ella, señalando a uno de los consejeros que la derivaron para que accediera a apoyo y tratamiento.

La OIM brinda servicios de apoyo psicosocial y de salud mental (MHPSS) además de apoyo a pares en las comunidades de acogida y en campamentos para personas desplazadas en Sudán del Sur. Foto: OIM/Jale Richard

En Sudán del Sur, la OIM brinda servicios de apoyo psicosocial y de salud mental (MHPSS) además de apoyo entre pares en las comunidades de acogida y en los campamentos para personas desplazadas en Malakal, Wau y Bentiu, con el objeto de apoyar la protección y la promoción de la salud mental y el bienestar psicosocial. El equipo de MHPSS ofrece actividades recreativas y de aprendizaje no formal, incluyendo el desarrollo de capacidades enfocadas en actividades generadoras de ingresos a pequeña escala. Casi 52.000 personas en Sudán del Sur se benefician con los servicios de MHPSS de la OIM año tras año.  Mientras muchas personas viven en situación de pobreza y deben enfrentar la pérdida de su propiedad, penurias económicas extremas, problemas crónicos de salud y violencia de género, la OIM brinda servicios de asesoramiento, visitas a los hogares, seguimientos y derivaciones en función de las necesidades.

La OIM también coordina el Grupo Técnico de Trabajo para Apoyo Psicosocial y de Salud Mental y pone el foco en el desarrollo de la capacidad de los funcionarios gubernamentales.

Las actividades de la Unidad de Apoyo de Salud Mental y Psicosocial de la OIM son financiadas por la Oficina de Asistencia Humanitaria (BHA) de USAID, por la Dirección General de Protección Civil y Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO) y por el Ministerio de Relaciones Exteriores, del Commonwealth y de Desarrollo (FCDO).

Esta historia fue escrita por Jale Richard, Asistente de Prensa, Sudán del Sur, Email: jasantos@iom.int

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