Botes averiados en Obock, Djibouti. Foto: OIM/Olivia Headon

Las probabilidades de sobrevivir estaban en contra de Amara*, de siete años de edad, cuando se encontró atrapada en un bote que se hundía, controlado por traficantes cerca de la costa de Djibouti.

Amara, era una de los 60 migrantes y refugiados que, en abril, estaban intentando retornar desde Yemen al Cuerno de África vía Djibouti, cuando su bote se averió y se hundió.

La niña todavía no está lista para hablar acerca del incidente en el que entre otras decenas de personas, perdieron la vida su madre y su hermano menor. Haber sobrevivido – ella es una de las 14 personas a bordo y que se salvaron – es simplemente un milagro. Sola y temerosa, Amara se apoyó en los demás sobrevivientes para ponerse a resguardo. Juntos, lograron llegar a la costa en donde fueron recogidos por la Guardia Costera y trasladados a la Ciudad de Djibouti en Djibouti.

Djibouti es un punto importante de tránsito principalmente para los migrantes de Etiopía que viajan a través de la Península Arábiga, por la llamada ‘Ruta Oriental’. La ‘Ruta Oriental’ incluye tres tramos. El primero va desde los países de origen de los migrantes hasta Obock en Djibouti o Bosaso en Somalia. El segundo tramo involucra el viaje por mar entre Obock o Bosaso y Yemen, y el punto de cruce fronterizo desde Yemen hasta otros Estados del Golfo – en especial el Reino de Arabia Saudita.

A través de su unidad móvil, la OIM brinda asistencia vital (alimentos, agua y primeros auxilios médicos) a migrantes varados a lo largo de la costa de la región de Obock en Djibouti. Foto: OIM 2020/Alexander Bee

El 90% de los migrantes que pasan por Yemen esperan poder llegar al Reino de Arabia Saudita, en una zona en donde la seguridad fronteriza ha aumentado desde abril de 2020 debido a la pandemia de COVID-19, motivo por el cual cruzar hacia ese país se ha vuelto una meta casi imposible.

“Muchos esperaban poder encontrar un trabajo en el Golfo para poder devolver el dinero que pidieron prestado para financiar el viaje y poder enviarles dinero a sus familias”, dice Mouna Ibrahim, Oficial Nacional de Protección de la OIM en Djibouti. “Sin embargo, sus esperanzas se vieron truncadas una vez que descubrieron que sería imposible llegar hasta su destino final debido a las restricciones fronterizas”.

A raíz de ello, al menos 32.000 migrantes se han quedado varados en Yemen, viviendo con acceso extremadamente limitado a albergues, cuidados de la salud, alimentos y agua. Los migrantes en Yemen padecen abusos a sus derechos humanos que incluyen el secuestro, la explotación y la detención arbitraria. Estos riesgos ya estaban presentes desde antes de la pandemia, pero han aumentado mucho durante los últimos 18 meses.

Con pocas opciones para poder retornar a sus hogares, los migrantes a lo largo de esta ruta principalmente corren el riesgo de tener que acudir a los traficantes para el cruce por mar de regreso a Djibouti y Somalia sin ninguna garantía de lograr que su llegada lo sea en condiciones seguras. Los traficantes usan botes atestados, pequeños y no aptos para navegar en el mar, y los mismos naufragan con gran facilidad. A menudo algunos traficantes terminan arrojando a los migrantes por la borda para aliviar el peso de la embarcación.

De acuerdo con el informe de la OIM de 2020 Una Región en Movimiento, los hombres etíopes representan un 72% de los movimientos en esta ruta, pero la OIM está observando un número mayor de menores migrantes no acompañados (UMC) que también toman esta ruta tan peligrosa que atraviesa regiones desérticas, el mar y que también cruza por Yemen, un país asolado por la guerra. La proporción de UMC aumentó entre 2019 (6%) y 2020 (9%). En total, los UMC representaron un porcentaje del 71% de todos los menores migrantes a lo largo de la ‘ruta oriental’ en 2020, en comparación con el 46% en 2019.

Migrantes cruzando el desierto rumbo a Obock, Djibouti. Foto: OIM 2020/Alexander Bee

Es muy común que estos niños y niñas se vayan de sus hogares sin contar con información adecuada acerca del viaje que van a emprender. Algunos incluso ni siquiera saben que van a cruzar una masa de agua o que van a tener que atravesar regiones en guerra. Investigaciones realizadas por la OIM indican que más de la mitad (59%) de quienes migran por primera vez y que fueron entrevistados recientemente en Obock no informaron a sus familias acerca de su decisión de migrar antes de su partida, sobre todo debido al temor de que sus familias podrían haberse opuesto al viaje o porque no querían preocuparlos.

El Informe sobre Migración en África, desarrollado por la OIM y por la Unión de África, explica que los menores – con o sin sus familias – migran o escapan dentro de África por una multiplicidad de motivos, a menudo a la búsqueda de medios de subsistencia y de otro tipo de apoyo social que les permita paliar sus necesidades básicas.

“Los menores migrantes a lo largo de la ‘Ruta Oriental’ son especialmente vulnerables a la violencia, el trabajo forzoso, la trata y la detención, todo lo cual se ve aún más agravado porque se trata de  menores no acompañados o separados que con frecuencia no pueden protegerse a sí mismos durante estos peligrosos viajes”, dice Ibrahim de la OIM. Las problemáticas de salud mental incluyen desórdenes por estrés post traumático y son muy comunes entre los UMC.

Los Estados tienen la obligación en el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (CDN) de proteger a los menores, y los actores humanitarios, tanto asociados internacionales como locales, también coordinan con el Estado la provisión de protección y cuidados especiales. Esta cooperación asegura que los derechos del niño y la niña sean defendidos, sobre todos los de la no discriminación, sus mejores intereses, el derecho a la vida, a la supervivencia, al desarrollo, a la alimentación, contar con un albergue, a la salud y a la atención de la misma, educación, nombre y nacionalidad, a no ser expuestos a tortura, crueldad, tratamiento inhumano o degradante o castigos, protección de la explotación y del abuso sexual y el derecho a los cuidados parentales y a la protección.

En Obock, Djibouti, el personal del Centro de Respuesta a Migrantes de la OIM (MRC) recibe regularmente y ofrece apoyo a menores migrantes no acompañados que han regresado desde el Golfo. En el MRC, los migrantes tienen acceso a servicios médicos, apoyo psicosocial, derivaciones a otros servicios, y se les hace entrega de información y asistencia para que puedan retornar a sus hogares en condiciones de seguridad.

“En el MRC, los servicios de apoyo psicosocial y en materia de salud mental (MHPSS) brindados por el personal de la OIM ayudan a abordar las reacciones psicológicas negativas de los menores que han debido atravesar situaciones traumáticas, a fin de ayudarlos en el proceso de recuperación”, dice Ibrahim.

Los migrantes en el MRC participan de una actividad social que tiene como objetivo concientizar acerca de los riesgos y de los peligros de la migración irregular. Foto: OIM 2020/Alexander Bee

A todos los migrantes (incluyendo los UMC) se les hacen controles de vulnerabilidad para identificar sus necesidades inmediatas, además de ser registrados y recibir asesoramiento. Se lleva a cabo una evaluación del mejor interés para los menores no acompañados. Cuando el menor desea retornar a su casa voluntariamente, la OIM en coordinación con las autoridades de Djibouti, del país de origen y otros asociados, comienza la labor del seguimiento familiar y el proceso de evaluación para identificar el mejor tipo de asistencia de reintegración a su retorno.

En el caso de Amara, ella fue puesta en un albergue de menores coordinado por Caritas en la Ciudad de Djibouti mientras se organizaba un panel de ‘mejores intereses’ – el primero de su clase en  Djibouti, convocado para los casos de protección más sensibles – el cual iba a definir un plan de acción adecuado. 

Con apoyo de la OIM, los niños y niñas de la calle en la Ciudad de Djibouti son alojados en Caritas y reciben comidas calientes. Foto: OIM 2020/Alexander Bee

El mencionado panel está compuesto por actores claves del ámbito de la protección en Djibouti – incluyendo el Ministerio de la Mujer y de la Familia, el Ministerio de Asuntos Sociales, el Ministerio de Justicia, Agencias de las Naciones Unidas, ONG locales y otros asociados en materia de protección, y también la Embajada de Etiopía – que decidieron por unanimidad retornar a Amara a Etiopía, su país de origen. Esto le permitiría reunirse con su familia y recibir cuidados de seguimiento.

Mientras el panel tomaba su decisión, el personal de la OIM se aseguró de que Amara pudiera acceder a apoyo psicosocial y en materia de salud mental (MHPSS), derivándola a un psicólogo clínico capacitado para trabajar con menores traumatizados.  Este tipo de servicio es un servicio esencial que se le brinda a los migrantes, sobre todo a menores, que llegan al MRC.

Además del asesoramiento individual, el personal de la OIM lidera regularmente grupos focales que permiten que los menores puedan discutir las dificultades que experimentaron durante sus viajes y los temores que pudieran llegar a tener acerca del retorno a sus hogares. Para ayudarlos a mantenerse ocupados a lo largo del día, un Asistente de MHPSS de la OIM desarrolla un programa completo con actividades tales como artes marciales y jardinería.

Amara juega en el albergue para menores de Caritas antes de su partida rumbo a Etiopía para reunirse con su familia. Foto: OIM 2021/Hawa Diallo

Tan solo a poco más de dos meses de su trágica odisea, Amara se fue de Djibouti el 24 de junio de  2021, acompañada por el punto focal de protección de la OIM para los UMC en Djibouti, a fin de reunirse con los miembros de su familia en Etiopía que habían logrado sobrevivir. Su viaje fue coordinado por el personal de la OIM en Djibouti y Etiopía, quienes se aseguraron de que Amara llegara en condiciones de seguridad a su destino. Ahora que ella se ha podido reunir con su familia, el personal de la OIM en Etiopía continuará haciendo un seguimiento de Amara y apoyará su reintegración.

Miles de migrantes, incluyendo a menores no acompañados como Amara, siguen estando varados a lo largo de la ‘Ruta Oriental’. Para seguir brindando servicios de retorno y reintegración vitales, la OIM ha hecho un llamamiento por 99 millones de dólares Estados Unidos, para el cual se necesita con suma urgencia contar con apoyo adicional. Este apoyo también será muy importante para que los Estados Miembros puedan fortalecer los mecanismos de protección de los menores a lo largo de esta ruta.

Lo triste es que la historia de Amara es tan solo una de las miles de historias no contadas vividas a diario por los migrantes a lo largo de la peligrosa ‘Ruta Oriental’.

Junto a los gobiernos y a los asociados humanitarios, la OIM está comprometida con el abordaje de los extremos desafíos humanitarios, en materia de derechos humanos, seguridad y protección que los migrantes en la región deben enfrentar, en especial los menores no acompañados como Amara.

El apoyo para el retorno voluntario y la reintegración de la OIM en África Oriental y el Cuerno de África es posible gracias a la Iniciativa Conjunta UE-OIM, que es una asociación con tres direcciones entre la Unión Europea (UE), la OIM, y 26 países de África. Desde marzo de 2017, más de 7.000 migrantes en la región han retornado a sus hogares y más de 9.000 retornados han comenzado el proceso de reintegración para recomenzar con sus vidas en Etiopía, Somalia y Sudán, y también en Djibouti, Eritrea, Kenya, Sudán del Sur y Uganda.

*El nombre de Amara ha sido cambiado para proteger su privacidad.

Esta historia fue escrita por Amber Christino, Oficial de Prensa de la Oficina Regional de la OIM para África Oriental y el Cuerno de África, Correo electrónico: achristino@iom.int

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