Ucrania, 3 de junio de 2022 – Natalia corría por un campo junto a su hijo Tymofiiand, de cinco años de edad, y a su madre Tamara, mirando hacia atrás para ver cómo su casa se quemaba tras una incursión aérea. “Pasamos una semana en un sótano frío escuchando los bombardeos. Cuando vimos que los helicópteros volaban hacia Borodianka, nos dimos cuenta de que era en ese momento o nunca. Tomamos un par de cosas y empezamos a correr”, relata.

Una imagen bordada de la Virgen María trae reminiscencias a Natalia de un hogar que ya no existe. La imagen y una pequeña mochila con juguetes de súper héroes que pertenecen a Tymofii viajaron con ellos por cientos de kilómetros, mientras escapaban de Borodianka, su ciudad natal. Este lugar que alguna vez fuera un verde suburbio en la capital de Ucrania fue luego testigo de los enfrentamientos más intensos desde que comenzó la invasión rusa.

Los voluntarios locales, dos de los cuales fueron luego asesinados, ayudaron a la familia a llegar hasta uno de los autobuses de evacuación rumbo a la zona occidental de Ucrania. Desde entonces Natalia y su familia han vividos en varios centros temporales para personas desplazadas internamente (IDP), y finalmente se establecieron en un centro en Kolomyia en la Región Ivano-Frankivsk. Pero la sensación de transitoriedad es la que  persiste. Desde aquí, Natalia, Tamara y Tymofii no pueden ir a ningún otro lugar y su necesidad de contar con un alojamiento a largo plazo irá aumentando a medida que la guerra continúe.

Natalia junto a Tymofii, su hijo de cinco años, y a su madre, Tamara. Foto: IOM/Iryna Tymchyshyn

Desde el 24 de febrero, día en el que las fuerzas rusas atacaron a Ucrania por aire, mar y tierra, la OIM brindó su apoyo a unas 475.000 personas por medio de alimentos, artículos de higiene, asistencia en efectivo, apoyo de salud mental y psicosocial, e información para ayudar a prevenir la trata de personas, y la explotación y el abuso sexual.

Las personas en Ucrania están exhaustas, atemorizadas y perdidas, sin planes concretos para su futuro. Pero también tienen coraje, resiliencia y están convencidas de su capacidad para reconstruir sus vidas. Durante los 100 primeros días de la invasión rusa a Ucrania, se registraron las historias de Natalia, Tamara, Tymofii, Iryna, y Kostiantyn. Son un símbolo de la suerte corrida por millones de personas que llevaron consigo lo que pudieron y escaparon mientras las bombas caían a su alrededor.

Estación de trenes en Uzhhorod, Ucrania. Foto: OIM/Gema Cortes

Viviendo en un aula junto a dos perros

Iryna y Kostiantyn, ambos de 65 años, llegaron desde la Región de Kharkiv, escenario de algunos de los peores horrores de la guerra y de los bombardeos más intensos. Tras días de subir y bajar las escaleras desde el apartamento en el décimo piso en el que vivían hacia el refugio en el sótano del edificio, la pareja de ancianos empacó algunas pertenencias y escapó con sus perros rumbo a algún lugar más seguro en la zona occidental de Ucrania.

“Los bombardeos casi permanentes y los aviones por encima de nuestras cabezas, todo eso daba muchísimo miedo. Empacamos algunas cosas por la noche y nos subimos al primer tren. Nos llevó 27 horas llegar hasta aquí”, explica la pareja. “Teníamos miedo de que no nos permitieran vivir en el dormitorio con nuestros perros, pero a todo el mundo le gusta jugar con ellos. Tuvimos mucha suerte”.

Desde principio de marzo, han estado viviendo en uno de los dormitorios en Stryi, Región de Lviv, en donde varios pisos han sido reservados para las familias desplazadas, entre las que hay ancianos, menores y personas discapacitadas. Algunas habitaciones vacías en uno de los pisos fueron convertidas en jardines de infantes y los dormitorios se han convertido en hogares para las personas que escapan de la guerra.

A pesar de todos los inconvenientes, Iryna y Kostiantyn no están planificando regresar a su hogar que sigue siendo un lugar inseguro.

Iryna y Kostiantyn viven en uno de los dormitorios en Stryi, Región de Lviv, en donde varios pisos han sido reservados para las familias desplazadas. Foto: IOM/Alisa Kyrpychova

De la emergencia a los esfuerzos para la recuperación

La mayor parte de las escuelas, dormitorios, y otros edificios que les abrieron las puertas a las personas desplazadas internamente no fueron diseñados para albergar a una gran cantidad de personas. Los problemas más comunes que aparecen son sistemas cloacales con pérdidas, sistemas eléctricos e instalaciones sanitarias obsoletos, ventanas de madera rotas, techos dañados, y falta de privacidad para las personas.

En la región de Zakarpattia, zona occidental de Ucrania, la OIM ha comenzado a rehabilitar las viejas instalaciones. Sus equipos móviles de reparación están trabajando incansablemente para mejorar las condiciones de vida de miles de familias en Ucrania, que deben enfrentar desplazamientos prolongados.

Los equipos móviles de la OIM están trabajando sin parar en el mejoramiento de las condiciones de vida de miles de personas desplazadas. Foto: OIM/Gema Cortes 

La OIM provee asistencia en Irpin, Región de Kyiv. Foto: OIM/Viktoria Zhabokrytska

La OIM también entrega lavarropas, secarropas, artículos de higiene, utensilios de cocina, colchones, almohadas, frazadas, ropa de cama y asimismo instala unidades para el tratamiento del agua.

La OIM apoya la provisión de lavarropas. Foto: IOM/Iryna Tymchyshyn

Tres cuartos de las personas desplazadas internamente que han sido encuestadas por la OIM a finales de mayo han identificado el efectivo como una de sus necesidades prioritarias. Desde marzo la OIM ha entregado efectivo a más de 72.000 personas vulnerables afectadas por la guerra en Zakarpattia, Chernivtsi y Vinnytsia.

“Puesto que el otoño y el invierno se acercan, hay una necesidad de encontrar soluciones sostenibles para el alojamiento y la integración de las personas desplazadas internamente”, dice el Jefe de misión de la OIM Ucrania, Anh Nguyen. “Además de la respuesta humanitaria inmediata en Ucrania, apoyaremos los esfuerzos para la recuperación y el desarrollo de resiliencia”.

Un edificio destruido en Trostianets, Región de Sumy. Foto: OIM/Marco Chimenton

Spring of Hope, una de las ONG que ha estado trabajando con la OIM por mucho tiempo, destaca la importancia del apoyo socioeconómico para las personas desplazadas internamente para su integración exitosa en las comunidades de acogida. De acuerdo con la más reciente encuesta sobre desplazamiento de la OIM, un  64 % de las personas desplazadas que contaban con un empleo antes de que la guerra comenzara, han perdido su puesto de trabajo y una de cada cinco no cuentan con ningún ingreso. Para incentivar la recuperación económica y contribuir con la generación de empleo, la OIM ha lanzado recientemente un programa de pequeños subsidios para apoyar a las micro-empresas y a los cuentapropistas en Lviv, Zakarpattia, Kyiv, Chernihiv y Sumy, y una iniciativa para brindar subsidios de mayor monto a negocios que se han reubicado en Lviv y Zakarpattia.

Un edificio destruido en Trostianets, Región de Sumy. Foto: OIM/Marco Chimenton

La provisión de apoyo psicosocial – cuidados primarios, asesoramiento y capacitación individual o grupal- sigue siendo una preocupación clave. La línea gratuita para llamados de emergencia de la OIM  0 800 211 444 ofrece apoyo confidencial a medida por medio de llamados que son atendidos por un equipo de 30 psicólogos. Asimismo las clínicas móviles de la OIM proveen servicios de salud mental en la Región de Lviv, teniendo previsto extender sus actividades a otros lugares.

Historia escrita por la el Equipo de Comunicaciones de la OIM Ucrania.

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