Vélingara, 27 de junio de 2022 – En Vélingara, una ciudad rural sobre la carretera sur de Senegal, a 570 kilómetros de la capital, Dakar, Ousmane Diallo de 33 años lleva adelante un exitoso negocio de neumáticos. Este negocio lo llena de orgullo y verlo totalmente equipado lo inunda de alegría, pues siete años atrás la realidad que este  mecánico de formación estaba viviendo era totalmente distinta.

Impulsado por la falta de trabajo y motivado por las historias de amigos que lograron llegar a Europa, les siguió los pasos en 2015 y se embarcó en un viaje que terminó en Libia. Después de haber padecido continuos malos tratos, explotación y varios intentos fallidos de cruzar el Mediterráneo para llegar a las costas europeas, así como tres encarcelaciones, retornó a Senegal un año después con la ayuda de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

“Hoy uno no encuentra una sola persona joven que sea perezosa, todo el mundo quiere ser exitoso”, explica Ousmane.

El desempleo entre los jóvenes es uno de los mayores desafíos a nivel mundial. Las personas jóvenes luchan por encontrar trabajo y son más proclives (que los mayores de 25) a estar desempleados. Si bien se ha logrado cierto nivel de progreso en cuanto a reducir las tasas de pobreza de las personas que cuentan con un puesto de trabajo, la porción de personas que tienen un empleo pero siguen en situación de pobreza es aún alta en África Sub-sahariana.

La tasa de desempleo de Senegal ha alcanzado un 16,9 %, y la franja etaria de 15 a 35 años de la población trabajadora es la más afectada. Esto, agravado por los efectos adversos del cambio climático sobre la agricultura y la pesca, ha empeorado la situación, sufriendo la mayor parte de la población joven muchas limitaciones para la generación de medios de subsistencia.

“Son muchos los desafíos que los jóvenes deben enfrentar en este ámbito”, confirma Keba Sonko, a cargo de la presidencia de la asociación de jóvenes en Abéné. “Muchas personas jóvenes no tienen empleo. Conversamos con ellas y discutimos formas de encontrar trabajo en lugar de irse a otros lugares”.

“Hoy no encontrarás una sola persona que sea perezosa, todo el mundo quiere tener éxito”, señala Ousmane. Foto: OIM 2022/Alpha Ba

A pesar de las oportunidades de capacitación disponibles para las personas jóvenes, muchos dudan en cuanto a inscribirse en un curso de tres años si esto implica que deben sostenerse ellos mismos, y en muchos casos a sus familias, sin percibir ingreso alguno durante ese período.

“Es necesario que comprendan que hay opciones de capacitación aquí también, en diversos rubros, en el negocio de la hotelería, la agricultura, en granjas para obtener cosechas, mecánica, plomería; pero tres años de capacitación, eso es difícil. Muchas personas se inscribieron pero desgraciadamente no recibieron los fondos”, agrega Keba.

La OIM ha estado brindando su apoyo a los migrantes que deciden regresar voluntariamente tanto en lo relacionado con su retorno como con su reintegración, ofreciendo capacitación y creando oportunidades de empleo. En Senegal, los proyectos comunitarios están abiertos a miembros de la comunidad junto a los migrantes que retornan con el objetivo de generar un ingreso adicional para sus familiar y de tal modo fomentar la cohesión social.

Cuando retornó a Casamance, Ousmane participó de una capacitación en negocios de cinco días dictada por la OIM, a través de la cual él y un grupo de migrantes retornados aprendieron cómo desarrollar un negocio. Después de la capacitación los participantes recibieron la suma de 500.000 CFA más otros 150.000 (1.000 euros en total) como parte del apoyo de la OIM a los esfuerzos de recuperación de la OIM para ayudar a dar inicio a sus negocios.

Ousmane trabajando en su negocio, un local de neumáticos que comenzó con el apoyo de la OIM. Foto: OIM 2022/Alpha Ba

La capacitación parte de la base de la experiencia previa de aprendizaje de los participantes. Ousmane usó este subsidio para abrir un negocio de neumáticos; al principio solamente contaba con una máquina para inflar los neumáticos. Ahora con orgullo señala esa máquina de gran tamaño, que compró en 450.000 CFA. Usa el ingreso que le brinda su garaje para diversificar su negocio y paralelamente ha comenzado también con actividades agrícolas.

Con regularidad Casamance se ve afectada por una variedad de fenómenos climáticos que impactan directamente sobre la agricultura y por consiguiente sobre los medios y estilos de vida de las comunidades afectadas. Una consecuencia común de esto es la decisión de muchas personas, en especial los jóvenes, de irse de la región a buscar mejores medios de subsistencia en otros lugares.  En la cercana Kafountine, la reducción de la pesca y la salinización de los campos de arroz han tenido efectos adversos sobre las actividades económicas, sobre todo para las mujeres.

La OIM organizó un diálogo comunitario en Abéné en julio de 2021 para discutir los efectos del cambio climático y la degradación ambiental en la zona. Las discusiones enfatizaron la falta de capacitación en el procesamiento y la conservación de los productos locales, y también la necesidad de contar con estrategias de adaptación climática. Los participantes del diálogo comunitario se quejaron porque dicen que ya no pueden continuar con las huertas y las actividades de cultivo de arroz y por ser expelidos de la unidad de procesamiento.

El diálogo comunitario fue también una oportunidad propicia para concientizar acerca de los riesgos de la migración irregular y las alternativas sostenibles en el país. “Por medio del trabajo con la OIM hemos logrado que la gente comprenda que en lugar de gastar 400.000 CFA en el viaje, pueden usar ese dinero para invertir en sus vidas y hacer algo positivo”, sostiene Keba.

Esta historia fue escrita por Kim Winkler, Editor de la OIM en África Central y Occidental.

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