Gambia, 25 de julio de 2022 – Tras abandonar la escuela secundaria, las oportunidades de empleo para Fatou*, una madre soltera, eran difíciles de encontrar. Sabiendo esto, una de sus amigas se puso en contacto con ella para informarle de la "oportunidad de su vida".

"Me dijo que había un país en el que las mujeres de Gambia podían encontrar trabajo fácilmente, y ganar para mantener a sus familias", cuenta Fatou, reflexionando sobre cómo se sintió atraída por el viaje.

La amiga de Fatou se convirtió en su traficante.  Se encargó de todos los trámites del pasaporte, del visado y del vuelo a cambio de dinero de una red de traficantes del Líbano. Poco después de su llegada, Fatou fue instalada en una pequeña habitación con otras mujeres.

"Cuando llegué, estaba muy asustada", cuenta Fatou. "Cuando alguien era llamado por su nombre, salía de la habitación y nunca volvía. No sabía si intentarían matarme o no".

Cuando a Fatou le asignaron un empleador, el agente la recogió y la entregó a la familia que le había pagado el vuelo y los documentos de viaje. Allí la obligaron a trabajar como sirvienta a cambio de una paga escasa e intermitente, la cual dejó de recibir unos meses después de la explosión de Beirut en 2020.

A través de las redes sociales, Fatou se puso en contacto con una activista en contra de la trata de personas para llamar la atención sobre su situación, lo que finalmente la llevó a regresar a Gambia. En 2020, era una de las 6.900 personas de África consideradas víctimas de la trata de seres humanos, según estimaciones del  Informe sobre la Trata de Personas del Departamento de Estado de Estados Unidos (2021).

Binta fue traficada desde Gambia a Líbano, donde sufrió acoso sexual y terribles condiciones de trabajo durante aproximadamente un año y medio. Foto: OIM 2022/Robert Kovacs

La historia de Binta* es similar a la de Fatou.

Al terminar la escuela secundaria, su familia la presionó para que buscara trabajo.

"Me sentí frustrada. Estuve buscando trabajo durante casi dos años y me sentí deprimida". Como último recurso, Binta decidió que la única forma de encontrar trabajo era salir de Gambia.

Su desesperación por encontrar trabajo fue aprovechada por un conocido, que se puso en contacto con ella para organizar su viaje al Líbano. Una vez allí, fue obligada a trabajar sin cobrar por un empleador que la agredió sexualmente en repetidas ocasiones.

"Pensé que trabajar para él en su oficina haría que el acoso cesara, pero no fue así", cuenta.

Tras meses de calvario, Binta fue reasignada a trabajar como empleada doméstica en la casa de un médico.

"Estuve allí 10 meses, trabajando continuamente sin límite de horas", recuerda. "Al final me peleé con su mujer y me echaron, y me pusieron en un vuelo de vuelta a Gambia".

La OIM emplea estrictos principios de recopilación de datos en sus esfuerzos por proteger a las víctimas de trata. Foto: OIM 2022/Robert Kovacs

Cuando Binta regresó a Gambia, buscó inmediatamente ayuda. "La Comisión Nacional de Derechos Humanos me remitió a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que me ayudó con algunas máquinas de coser para que pudiera generar ingresos", dice Binta.

La asistencia para la reintegración fue posible gracias al apoyo financiero de la Oficina de Vigilancia y Lucha contra la Trata de Personas del Departamento de Estado de Estados Unidos (J/TIP).

Con la ayuda de la OIM, Fatou abrió un salón de belleza y una tienda de cosméticos. "Para mí fue muy útil. Utilicé el dinero de la peluquería para mantener a mi familia y pagar las tarifas y los uniformes escolares de mis hijos."

"La asistencia que ofrece la OIM va desde el apoyo al retorno voluntario de las víctimas de trata a su país de origen, pasando por la prestación de servicios de apoyo médico o mental y psicosocial, hasta la asistencia para la reintegración económica", explica Aminata Bah, miembro del equipo de lucha contra la trata de la OIM.

"De lo que hemos aprendido sobre las víctimas de trata y su reintegración, sabemos cuáles son los tipos de asistencia más eficaces para que las mujeres se reintegren sin problemas en Gambia", dice Aminata. "Podemos ver, por ejemplo, que las mujeres que abren tiendas de comestibles, tiendas de moda y negocios textiles tienen bastante éxito", añade.

"Hace casi un año que tengo las máquinas de coser", cuenta Binta. "Trabajo desde casa, pero con ellas gano lo suficiente para salir adelante".

Fatou recibe asesoramiento como parte del apoyo que le brinda la OIM. Foto: OIM 2022/Robert Kovacs

Fatou también recibió asistencia médica a través de chequeos médicos y asesoramiento en un Centro Único que la OIM ayudó a crear. En estos centros, situados en cuatro hospitales de todo el país, se formó al personal para que ofreciera un apoyo médico y psicosocial completo a las víctimas de trata.

"El apoyo que recibí fue esencial, ya que tuve que lidiar con mucho estigma y discriminación en mi país", explica Fatou.

"Esta asistencia está ayudando a mejorar sus vidas", subraya Aminata. "El apoyo que ofrece la OIM, en colaboración con entidades gubernamentales y no gubernamentales, les hace sentir que pueden volver a encajar en la sociedad y tener un impacto dentro de sus comunidades".

La pasión de Aminata por trabajar en la lucha contra la trata surge de su deseo de ayudar a las mujeres y niñas afectadas por la trata. Foto: OIM 2022/Robert Kovacs

Los esfuerzos desplegados en la lucha contra la trata, sin embargo, van más allá de la protección y la reintegración. Hay que hacer más para evitar que las personas sean víctimas de la trata en primer lugar, así como para que los traficantes rindan cuentas a través del sistema de justicia penal. "Con tantos traficantes que utilizan la tecnología móvil para facilitar la trata, tenemos que ser conscientes de cómo nos comunicamos con la gente en línea para evitar la dolorosa experiencia de ser víctimas de trata", defiende Aminata.

Tener precaución en el ámbito digital es fundamental para prevenir la trata.

"Si alguien está dispuesto a pagar tus documentos de viaje y tu vuelo para encontrar trabajo, pregunta en cambio si puedes invertir ese dinero en un negocio", aconseja Fatou.

Aminata coincide con Fatou: "Cuando alguien te manda un mensaje de la nada para ofrecerte algo que parece demasiado bueno para ser cierto, hay muchas probabilidades de que seas objeto de trata".

"Otras jóvenes, que quieren viajar únicamente para poder llegar a fin de mes, deberían reconsiderar su viaje sin saber exactamente para quién van a trabajar", aconseja Binta. "Si acaban en un lugar que no es seguro, serán tratadas de forma inhumana. No quisiera eso para nadie".

Fatou y Binta se encuentran entre los 56 gambianos supervivientes de la trata que han recibido asistencia de la OIM desde 2017.

*Los nombres fueron cambiados para proteger las identidades

Escrito por Robert Kovacs, Consultor de Información y Comunicaciones de la OIM en Gambia

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