Baidoa, 27 de diciembre de 2022 – Después de haber terminado la escuela secundaria, Abdullah quería conseguir empleo y ayudar a sus padres que lo habían cuidado toda su vida. Sin embargo, aun habiendo terminado el nivel secundario, poder trabajar seguía siendo un sueño inalcanzable para este joven de 20 años.
“Yo sé muy bien lo difícil que ha sido para mis padres pagar mis estudios y quería retribuir sus esfuerzos”, dice Abdullah.
Un par de meses antes Abdullah era un joven como cualquier otro en esa ciudad. Pasaba los días vagando por las calles, sin empleo y con poco por hacer. Baidoa, la ciudad en la que vive, es la más grande de la zona centro sur de Somalia y una de las más afectadas por la actual sequía que está devastando a este país.
“Necesitaba especializarme para poder conseguir un buen trabajo, pero no tenía dinero como para adquirir tales capacidades”, explica Abdullah. “No podía pedir a mis padres más dinero para poder pagar esos cursos de especialización simplemente porque ellos no tenían más fondos como para poder ayudarme”.
Fue solamente cuando descubrió que había un programa de capacitación ofrecido en un centro educativo local que su vida cambió para mejor. “Me dijeron que había una institución que estaba entrenando a jóvenes como yo que necesitaban adquirir capacidades técnicas que los ayudarían a conseguir trabajo, así que me dirigí a ese centro para anotarme”.
Abdullah tuvo la posibilidad de inscribirse en uno de los cursos gratuitos ofrecidos por Modern Management Company International como parte de un proyecto coordinado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y financiado por el Banco de Desarrollo de África (AfDB).
Durante el programa de seis meses para pasantes los jóvenes como Abdullah tienen la oportunidad de desarrollar nuevas capacidades en sastrería, plomería y tecnología eléctrica, las cuales pueden aumentar sus posibilidades de acceder a un empleo.
“Al inicio del proyecto, consultamos con el Ministerio de Energía y Recursos Acuíferos y también con organizaciones juveniles para determinar qué tipo de apoyo los jóvenes necesitaban”, explica Abdi Salah, líder de equipo de la OIM para actividades relacionadas con el agua y el saneamiento en Baidoa.
“Tras varias discusiones, los grupos estuvieron de acuerdo en que era fundamental enfocarse en la necesidad crítica de reducir la exclusión social y económica de los grupos vulnerables de bajos ingresos, sobre todo los impactados por el desplazamiento”.
El desempleo de los jóvenes sigue siendo una problemática muy común en Somalia, sobre todo en ciudades como Baidoa y Kismayo en las que los recursos están sujetos a una gran presión en parte debido a un rápido crecimiento poblacional vinculado al desplazamiento forzoso. Ambas ciudades albergan a miles de personas desplazadas que tuvieron que abandonar sus pueblos en las zonas rurales y trasladarse a centros urbanos ya que no podían depender de lo producido por la tierra ni de los animales que criaban para poder generar un medio de subsistencia.
“Baidoa y Kismayo han recibido a miles de personas forzadas a irse después de haber perdido sus cosechas y sus cabezas de ganado”, explica Abdi. La actual sequía ha desplazado a más de un millón de personas que ahora deben enfrentar una seria hambruna y una escasez extrema de alimentos.
Incluso mucho antes de la sequía las dos ciudades eran grandes centros de desplazamiento por los conflictos y por el impacto climático. Las personas desplazadas en Somalia tienen un nivel educativo limitado y pocas oportunidades laborales. A menudo deben vivir en asentamientos atestados.
Dado que la mayor parte de las personas desplazadas eran granjeros, realmente se evidenció que encontrar medios de subsistencia alternativos en las ciudades era muy complicado, puesto que la mayor parte de esas personas no tenían las capacidades necesarias para poder acceder a puestos de trabajo calificados.
El actual programa de capacitación se enmarca en un proyecto de cinco años de duración, con una inversión millonaria, financiado por el AfDB y que procura mejorar el acceso a la provisión de agua de las comunidades desplazadas y vulnerables que se encuentran en centros urbanos de Somalia.
Además de brindar acceso inmediato y a largo plazo a servicios de provisión de agua y saneamiento, la OIM también está coordinando actividades como este nuevo programa de capacitación que persigue la reducción de la pobreza y la prevención de la marginalización de grupos vulnerables de bajos ingresos en zonas con alto nivel de desplazamiento.
“El acceso a capacitaciones vinculadas a la adquisición de habilidades pueden mejorar drásticamente las vidas de los jóvenes, ayudándolos a acceder a mejores oportunidades laborales. También puede disuadirlos de participar en actividades delictivas o de ser reclutados por grupos extremistas, ya que les brinda un sentido de misión y mejora su bienestar mental y psíquico”, dice Abdi.
Tras completar el curso, la OIM les ha brindado a los 300 graduados apoyo financiero para inscribirse en pasantías ofrecidas por empresas particulares en Baidoa y Kismayo. Incluso algunos han recibido subsidios en efectivo para abrir pequeños negocios o para comprar equipamiento y poder dar nuevos impulsos a sus carreras profesionales.
Ni bien Abdullahi se recibió de electricista, comenzó a recibir ofertas laborales de parte de sus vecinos.
“Antes yo me quedaba en casa sin hacer nada pero ahora tengo pedidos de mis vecinos para que vaya a arreglarlos los cables, algún foco o cualquier otra cosa que tenga que ver con la electricidad”, explica el recién graduado. “Ahora me siento respetado por la comunidad a la cual pertenezco porque me reconocen como alguien que tiene la capacidad necesaria para trabajar bien y asistir a los demás y como alguien que puede mantener a su familia”:
El mayor desafío que Abdullahi ha tenido que enfrentar es el de poder tener un trabajo estable, pero confía en que ahora tendrá más oportunidades que antes. La mayor parte de los graduados ahora están trabajando y ganando un sustento a través del uso de las capacidades que han podido adquirir.
Asma Abukar Abdulrahim, otra estudiante en Baidoa, decidió embarcarse en tareas de costura tras haberse enterado de la capacitación en ese ámbito a través de una amiga.
“Después de haber terminado la escuela secundaria, yo quería trabajar, apoyar a mi familia y pagar los costos de mi educación universitaria”, explica Asma de 18 años.
En el centro Asma aprendió a confeccionar prendas y a usar una máquina de coser, además de cómo manejar sus finanzas y mejorar sus capacidades relacionadas con el servicio al cliente.
Tras haber finalizado el curso, comenzó a practicar en un negocio propiedad de los padres de su amiga. Ya está confeccionando vestidos y espera que esta experiencia le traiga un empleo adecuado.
“La prioridad será llevar este programa a otros distritos, sobre todo los ubicados en zonas de difícil acceso en donde los cursos educativos y de adquisición de capacidades son limitados”, dice Adbi.
La OIM y sus asociados están trabajando para desarrollar la resiliencia de las personas desplazadas y de los grupos vulnerables en Somalia, además de brindar soluciones duraderas a los desplazados.
Esta historia fue escrita por Claudia Rosel, Oficial de Prensa y Comunicaciones, cbarrios@iom.int
Si usted deseara realizar una donación para apoyar los trabajos de asistencia en Somalia por favor tenga a bien visitar la página de recaudación de fondos de la OIM.