Renk, 10 de mayo de 2023 – Los enfrentamientos en Sudán estallaron apenas transcurrido un mes desde que Caroline, de 36 años, comenzó con su nuevo empleo de trabajadora doméstica en ese país. Durante las primeras horas, Caroline pensaba que iban a ser algo pasajero y por ese motivo se quedó en Jartum en donde vivía trabajando como encargada de una casa. La realidad golpeó dos días más tarde cuando los enfrentamientos continuaron y aceleraron la decisión de mudarse de su empleadora.

En este preciso momento, comenzaba un viaje de ocho días fuera de Jartum; ella está feliz de saber que esa aventura era cosa del pasado. Se sienta al lado de su equipaje en el centro de tránsito de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Renk, una ciudad de Sudán del Sur cercana a la frontera con Sudán y relata la historia de su vuelo desde ese país.

Primeramente Caroline y su empleadora se fueron a Atbara, una ciudad al norte de Jartum, en donde se quedaron por seis días. De regreso en su hogar en Kenya, el temor y la ansiedad de la familia de Caroline aumentaba con el paso de los días.

“Llegué a un punto en el que tenía que mentir a mi familia todo el tiempo para que estuvieran tranquilos; mis hijos son pequeños y no quería traumatizarlos contándoles lo que estaba ocurriendo aquí”, dice.

Mientras tanto en Atbara, sus empleadores estaban planificando su partida mientras los enfrentamientos se intensificaban. La familia le entregó 100 dólares EE.UU. para transporte y la dirección de la Embajada de Kenya en un trozo de papel y la dejó irse.

La única manera de irse de Atbara era en taxi cuyo costo a esa altura ya se había casi triplicado. Lo que en condiciones normales debía haber sido un viaje de una hora desde Atbara hasta la embajada se convirtió en una travesía de casi dos días.

“El chofer condujo en círculos hasta que anocheció; finalmente me sugirió pasar la noche en ese lugar y seguir con el viaje al día siguiente”, recuerda.

Caroline muestra su alegría mientras espera el transporte rumbo al Aeropuerto de Paloch desde donde volará rumbo a Kenya.

En medio del caos los conductores de taxi habían estado sacando ventaja de las personas en situación de vulnerabilidad que intentaban escapar. Su llegada a la embajada un día más tarde fue verdaderamente un alivio pues se encontró con otras personas que al igual que ella estaban esperando poder partir.

La embajada organizó el transporte para ella y otras 54 personas, y el viaje de 400 kilómetros hacia la frontera con Sudán del Sur les llevó unas 11 horas. Junto a otros keniatas y ugandeses Caroline cruzó la frontera entre Wounthou y Juda rumbo a Sudán del Sur.

Su llegada a Renk significó que ella y el resto del grupo estaban a un paso de reencontrarse con sus seres queridos. Lo peor había quedado atrás y ya estaban muy bien de ánimo nuevamente.

Con grandes expectativas, Caroline carga su equipaje antes de viajar de regreso a su hogar.

Desde que comenzó la respuesta de la OIM en Sudán del Sur se le brindó apoyo a 320 nacionales de terceros países (TCN) por medio de transporte desde el punto fronterizo de Juda a Renk y luego al Aeropuerto de Paloch para el traslado final hacia sus países de origen. Los diversos grupos estaban conformados por personas de Kenya, Uganda, Etiopía, Eritrea, Rwanda, EE.UU., Gran Bretaña, Burundi, Nigeria, Somalia, Australia, Camerún, India, Guinea y la República Democrática del Congo, entre otros.

Caroline se encuentra entre las 54 personas que están viajando rumbo a Nairobi el 10 de mayo y no puede ocultar la gran alegría que siente.

“Lo único que yo quiero es volver a ver a mis hijos, esa es mi prioridad”, dice Caroline con una gran sonrisa en su rostro.

Lo que ella había considerado un gran reto un par de días atrás iba a convertirse en una realidad y ella estará con su familia nuevamente.

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