Bucarest, 18 de abril de 2022 – “Me sentí muy emocionado cuando llegué a Ucrania. Odiaba el frío pero me encantaba el país”, recuerda Harold de 23 años. “Tenemos tantas restricciones relacionadas con la violencia en Colombia que me sentí feliz de poder, finalmente, caminar por las calles sin miedo y disfrutar de la tan ansiada libertad”.
Cuando Harold escuchó por primera vez la noticia sobre el estallido de la guerra no estaba en su casa. Estaba afuera, celebrando un cumpleaños en Kiev, Ucrania, a principios de marzo. Sólo cuando salió y escuchó a lo lejos el sonido de las sirenas que alertaban sobre ataques aéreos se dio cuenta de que algo estaba pasando.
A principios de 2019, a la búsqueda de una Universidad accesible, Harold se cruzó con Ucrania. Él ya sabía que algunos amigos colombianos habían ido a la Universidad allí, y también habían podido insertarse laboralmente. Eligió estudiar ruso y ucraniano pues pensó que de ese modo le sería más sencillo integrarse. Mientras tanto, encontró trabajo en marketing digital y eso le permitió obtener un ingreso digno.
“Todo estaba yendo muy bien y la vida era buena”, señala.
La noche en la que escapó había buscado frenéticamente un taxi para que lo llevara a su casa a fin de poder recoger sus cosas, pero no lo logró. “Decidí dejar todas mis cosas, mi pasaporte – todo lo que tenía – y escapar”, recuerda. Se reunió con otros 13 estudiantes colombianos y juntos se unieron a otros amigos que ya habían partido. Algunos habían tenido que esperar durante días en diferentes puntos de cruce fronterizo, a veces teniendo que dormir en el suelo.
“Nos habían dicho que era más fácil si íbamos por Rumania, de modo que nos subimos a un coche y tomamos esa ruta”. Su hermana y su hijo decidieron esperar en la República de Moldova con la esperanza de que la guerra terminara muy pronto. “Pero nosotros no éramos tan optimistas”, dice Harold.
Harold es uno de los más de 40.000 nacionales de terceros países que han escapado de la guerra en Ucrania a la búsqueda de un lugar seguro en Rumania. Además de haber sido testigo directo y de haber experimentado de primera mano los horrores de la guerra, muchos nacionales de terceros países están desconectados de las redes de apoyo, varados o estancados y sin fondos suficientes e información adecuada, sin posibilidad de coordinar o acceder a transporte que los lleve al destino final. Esto los hace vulnerables a la discriminación, la violencia y a otros abusos y delitos contra sus derechos humanos como la trata de personas, en especial al momento de realizar los viajes.
En terreno, faltan recursos para garantizar el transporte, el alojamiento y la asistencia para nacionales de terceros países. Después de haber escapado de la guerra en Ucrania, la mayoría llega a frontera sin recursos o con recursos limitados y necesitan elementos básicos como por ejemplo alimentos y artículos de higiene, o apoyo médico y servicios de transporte.
Debido a que muchos de los puertos informativos existentes no han sido adaptados a las necesidades e idiomas de los nacionales de terceros países, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Rumania está compilando, traduciendo y diseminando información vital precisa acerca de las vías legales, los derechos y los servicios a disposición de los afectados. Desde la República de Moldova, quienes están escapando pueden acceder al servicio de traslado a Rumania por vía rápida.
Desde que la guerra comenzó las embajadas han estado procurando el apoyo de la OIM para asistir a sus nacionales y brindar servicios de retorno humanitario a sus países de origen, cuando así lo deseen y sea posible. En sus esfuerzos sostenidos para brindarles apoyo, la OIM lleva adelante con regularidad sesiones informativas con las autoridades consulares con presencia en Bucarest, la capital de Rumania.
A su llegada a Rumania, la OIM le brindó a Harold un lugar para quedarse y lo asistió para que pudiera conseguir un laissez-passer de la embajada de modo que pudiera retornar a Colombia sin mayores demoras. Mientras esperaba para tener sus documentos en orden, Harold tuvo la oportunidad de viajar por Rumania.
“Todos nos recibieron de la mejor manera, y eso ha facilitado mucho la experiencia”, dice.
Basándose en su extensa experiencia en el área de retorno voluntario humanitario, el personal de la OIM en el terreno está trabajando para garantizar retornos seguros, ordenados y dignos a sus países de origen para todos los nacionales de terceros países que están huyendo de Ucrania. El equipo asegura pasajes para vuelos chárter o comerciales y garantiza el transporte dentro del país, los alimentos, el alojamiento y dinero de bolsillo para el resto del viaje a quienes desean retornar a sus hogares.
La OIM también está facilitando el acceso a albergue vitales y artículos de primera necesidad en puntos de acceso, a centros públicos y privados, y en comunidades de acogida, a fin de apoyar la creación de puntos de recepción a corto y largo plazo para las personas afectadas. El equipo asiste con regularidad a las personas que necesitan alojamiento de emergencia y deriva a sus contrapartes a las personas que necesitan apoyo psicosocial y de salud mental. Asimismo, la OIM facilita el acceso a cuidados primarios de la salud, incluyendo vacunación contra la COVID-19, en estrecha coordinación y colaboración con instituciones sanitarias locales.
Como parte de los procedimientos médicos que se realizan antes del retorno humanitario voluntario, la OIM realiza controles previos a los embarques para garantizar que todo el mundo esté en condiciones de viajar.
El equipo también organiza pruebas PCR, entrega equipos de protección personal y provee acompañantes terapéuticos en caso necesario, además de establecer contacto con profesionales de la salud para asegurar que quienes tengan condiciones médicas de relevancia reciban el tratamiento adecuado y sean estabilizados antes de emprender el viaje. De igual modo se coordina con las oficinas de la OIM en los países de origen y con las autoridades para garantizar el apoyo necesario tras la llegada.
Muchas de las personas que viajan, como la hermana de Harold, pueden llegar a estar en situación de vulnerabilidad exacerbada y requieren de asistencia y protección a medida. En coordinación con diferentes entidades y actores clave del gobierno, la OIM lleva adelante controles y actividades de seguimiento familiar, incluyendo casos de menores migrantes no acompañados y separados y víctimas de trata. La única esperanza de Harold ahora es que su hermana y su sobrino se sientan seguros.
Después de no haber visto durante meses a sus padres y hermanos, Harold está contemplando la idea de quedarse en Colombia por un tiempo.
“Ellos han estado extremadamente preocupados. Tal vez debo darles un respiro por un tiempo. Ahora bien, también tengo montones de amigos ucranianos que se han quedado para luchar. Pienso en ellos cada día”.
El apoyo de la OIM para nacionales de terceros países en y desde Rumania es brindado por el Gobierno de Japón, por la Secretaría del Estado Suizo para la Migración (SEM), por el Consejo del Banco de Desarrollo Europeo (CEB) por medio del Fondo para Migrantes y Refugiados (MRF), Ministerio Federal de Relaciones Exteriores (Alemania) y la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Para ayudar a los afectados por la crisis en Ucrania, la OIM ha lanzado un Llamamiento de Emergencia y una página para recaudar fondos.
Si usted está afectado por la crisis y necesita apoyo, por favor contacte con las Líneas telefónicas de emergencia de la OIM.
Escrito por Mónica Chiriac.