Bagdad, 31 de octubre de 2022 – A lo largo de sus 38 años de historia, la Compañía de Bagdad ha logrado vencer contratiempos, una y otra vez.

Su propietario, Estabraq Gabar Muhdi, fundó esta fábrica de muebles junto a su hermano mayor, quien fue convocado a cumplir con el servicio militar poco tiempo después de haber lanzado el negocio. Cuando Estabraq recibió la devastadora noticia de que su hermano había muerto en combate, tuvo que tomar la difícil decisión de seguir adelante con su negocio por sus propios medios.

De 2006 a 2008, cuando ocurrieron los enfrentamientos en Shia-Sunni durante la guerra civil en Iraq, el vecindario de Bagdad en el cual la compañía tenía su sede se volvió inaccesible. Debido a la violencia reinante en aquel momento, Estabraq y su familia fueron desplazados, teniendo que residir en Jordania por dos años antes de que lograran retornar a su hogar.

En 2014, después de poco más de cinco años tras su regreso, el inicio del conflicto entre el Estado Islámico de Iraq y el Levante (EIIL) tuvo efectos devastadores sobre el país, desplazando internamente a más de 6 millones de personas en todo Iraq. A diciembre de 2021, el 80 % de las personas desplazadas han podido regresar a sus lugares de origen, en tanto que el 20% sigue estando en situación de desplazamiento – la mayoría de ellas diseminadas en las Gobernaciones de Ninewa, Dohuk, y Erbil.

Actualmente el camino que conduce a la fábrica está lleno de baches y rocas puntiagudas. Muchos de los edificios aledaños están totalmente destruidos o no han sido reparados adecuadamente. Para Estabraq, proceder a la reconstrucción en este lugar ha significado algo más que simplemente vencer los traumas pasados de la guerra.

Sahil Thaeer, de 31 años, opera una máquina en la estación de trabajo. Foto: OIM Iraq

Estabraq fue extorsionado por las milicias pero logró sobrevivir a numerosos intentos de secuestro y asesinato. “Tener un negocio en este lugar es lo más parecido a tener que pagar impuestos dos veces”, dice suspirando.

A pesar de los inconvenientes, Estabraq se ha mantenido firme en cuanto a intentar que su negocio crezca. En la fábrica, los empleados lo definen como una persona justa y afectuosa. En ocasiones se desafió a sí mismo y apostó por más, invirtiendo en el desarrollo de carrera de sus empleados. Muchos de ellos no estaban especializados pero pudieron acceder a capacitaciones e instancias de aprendizaje poco comunes en Bagdad.

Estabraq se siente orgulloso y trata de que su personal también lo esté, sobre todo en lo relacionado con la precisión de su trabajo.

“Todo encaja, hasta el último milímetro”, dice Salih Thaeer, de 31 años.

Salih habla con confianza un inglés informal gracias a haber trabajado como traductor para el Gobierno de los Estados Unidos por casi un año en 2008. En ese momento era muy peligroso trabajar para los Estados Unidos, no solamente para los traductores sino también para sus familias, las cuales podían convertirse en blancos de represalias por lo que podía ser considerado una colaboración equivalente a una traición.

En la fábrica de Bagdad, los trabajadores reciben regularmente comidas a la hora del desayuno y del almuerzo como parte del paquete de beneficios. Foto: OIM Iraq

Salih planeó solicitar una Visa Especial de Inmigrante cuando su trabajo como traductor ya llegaba a su fin, pero las tropas se retiraron de Bagdad antes de que él lograra trabajar el tiempo necesario como para cumplir con el período de tiempo de servicios necesario para acceder a la visa. En los siguientes siete años, Salih estuvo desempleado hasta que finalmente en 2016 Estabraq le pudo dar empleo en la fábrica.

Ahora puede mantener a toda su familia, incluyendo también a su hermana, que no ha podido conseguir trabajo tras haberse graduado en la universidad; su hermano, que terminó herido en un accidente vehicular que le ha impedido trabajar durante meses; y sus padres, que perdieron su negocio de reparación de coches luego de que el EIIL interceptara varios embarques de repuestos, dejándolos totalmente endeudados.

“Después de todas las pérdidas que sufrimos, lentamente nos estamos recuperando”, explica.

Por su parte Hassen Alcoy Hessen, de 45 años, ha trabajado en la fábrica durante cinco años, desempeñándose como herrero y capataz. Ese trabajo en la fábrica le ha permitido enviar a su hijo a la universidad y mantener a sus dos hijas menores en la escuela.

El impacto agravado de la COVID-19 en un país que estaba reconstruyéndose tras la guerra y el conflicto tuvo un efecto muy negativo sobre la economía y los medios de subsistencia en una amplia franja de la población de Iraq, incluyendo a quienes con anterioridad habían sido desplazados.

Uno de los trabajadores en la fábrica de Bagdad mueve el marco de una mesa hacia la estación de trabajo. Foto: OIM Iraq

Los puestos de trabajo ofrecidos por pequeñas y medianas empresas (Pymes) como la empresa de Estabraq, han permitido a las familias paliar sus necesidades diarias y también contribuir con la economía local. Por medio de apoyo financiero ofrecido por el Fondo para el Desarrollo de Empresas (EDF por su sigla en inglés) de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) los mencionados negocios han podido no solamente mantenerse a flote en medio de estos desafíos, sino que también han podido crecer.

“La nueva maquinaria que pudimos comprar usando el EDF permitió transformar la calidad de nuestros productos y reducir drásticamente el tiempo de fabricación”, dice Hassen.

Agrega que, además de asegurar una paga competitiva en la fábrica, Estabraq le permite usar las herramientas y las materias primas para hacer muebles y regalos para su propia familia, como una mesa para el comedor y una maceta que hace poco le obsequió a su esposa.

Hassen dice que se siente feliz de trabajar para Estabraq.

El EDF de la OIM procura promover la restauración de la infraestructura económica esencial por medio de la provisión de capital financiero a las SME que desarrollan actividades en los sectores primarios y secundarios con una alta demanda de mano de obra, y a la vez, en forma general, brindando apoyo a la recuperación y desarrollo económicos tras el conflicto.

SDG 8 - TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES
SDG 16 - PAZ, JUSTICIA E INSTITUCIONES SÓLIDAS